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Día Internacional de la Mujer: Mensaje de la Administradora del PNUD, Helen Clark

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Día Internacional de la Mujer: Mensaje de la Administradora del PNUD, Helen Clark

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 8 de marzo de 2013

En este Día Internacional de la Mujer, imaginamos un mundo libre de violencia contra las mujeres y las niñas, un mundo en el que las mujeres y las niñas no teman ser atacadas en sus hogares o comunidades, uno en el que quienes piensen en atacarlas sepan que serán castigados por sus crímenes.

El lema de este año para el Día Internacional de la Mujer es “Una promesa es una promesa: Acabemos con la violencia contra la Mujer”.

Y así es. Ha llegado el momento de acelerar las acciones para acabar con estos abusos. En 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, los gobiernos identificaron la violencia contra las mujeres como una violación de los derechos humanos y un “obstáculo para el logro de los objetivos de igualdad, desarrollo y paz”.

Pero la persistente prevalencia de violencia contra las mujeres —hasta siete de cada 10 mujeres llegan a sufrirla en algún momento de sus vidas — demuestra que las promesas de acabar con ella no se han cumplido.

Hoy es un buen día para reconocer y alzar la voz contra la calamidad que supone la violencia contra las mujeres. Pero tenemos la obligación de hacer más que eso.

La prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres requiere liderazgo y voluntad política respaldados por acciones y recursos.

Requiere la aprobación y aplicación de leyes nacionales que aborden y castiguen todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Queda mucho por hacer en este aspecto: hay más de 35 países donde la violación conyugal no se considera como conducta criminal. Más de 630 millones de mujeres viven en países en los que la violencia doméstica sigue sin considerarse un delito.

Es preciso contar con enfoques integrados que permitan coordinar la acción de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y sistemas legales y judiciales para garantizar que las víctimas reciben apoyo, tienen acceso a servicios de asistencia legal y a los sistemas de justicia, y que los autores reciben su castigo.

Como parte de nuestro compromiso fundamental de promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, el PNUD está absolutamente implicado en la labor de ayudar a los países en sus esfuerzos por prevenir la violencia contra las mujeres y responder ante ella cuando se produzca. 

Al menos una tercera parte de las Oficinas de País del PNUD participan en iniciativas dirigidas a prevenir y responder ante la violencia de género. Aquí se incluyen los países en crisis, en los que las violaciones y los asaltos sexuales son frecuentemente utilizados como “herramientas de guerra” para humillar y deshonrar a mujeres y hombres.

En la República Democrática del Congo, por ejemplo, el Programa de Acceso a la Justicia apoyado por el PNUD ha contribuido a reforzar las capacidades de policías, investigadores judiciales y fiscales para trabajar con víctimas de violencia sexual y de género, apoyando también la creación de tribunales itinerantes para acercar la administración de justicia a las comunidades locales.

Cuando se produce un acto de violencia de género, las personas sobrevivientes deben recibir una atención médica, psicosocial y legal exhaustiva y coordinada.

Pero ante todo, es preciso acelerar los esfuerzos para evitar que la violencia de género se produzca. Asimismo, estamos trabajando para implicar a los hombres y niños en las iniciativas dirigidas a este fin, un aspecto esencial de la Campaña del Secretario General “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres”.  

Esta lucha no sólo constituye un objetivo importante en sí mismo. La violencia de género es uno de los mecanismos que hacen perpetuar las desigualdades entre hombres y mujeres en todo el mundo. Por tanto, resulta esencial abordarla si queremos lograr los Objetivos de desarrollo del Milenio (ODM) y acelerar el progreso hacia el desarrollo de manera más amplia. La importancia de esta cuestión quedó enfatizada en una reciente consulta mundial sobre las desigualdades, realizada en el marco de un amplio e inclusivo proceso participativo liderado por el sistema de las Naciones Unidas, en torno a qué aspectos debería cubrir la nueva agenda mundial de desarrollo en la fase posterior a 2015.

Señalemos el Día Internacional de la Mujer este año no sólo reconociendo el impacto devastador de la violencia contra las mujeres sino renovando también nuestros esfuerzos colectivos para ponerle fin de una vez por todas.

 

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 8 de marzo de 2013

En este Día Internacional de la Mujer, imaginamos un mundo libre de violencia contra las mujeres y las niñas, un mundo en el que las mujeres y las niñas no teman ser atacadas en sus hogares o comunidades, uno en el que quienes piensen en atacarlas sepan que serán castigados por sus crímenes.

El lema de este año para el Día Internacional de la Mujer es “Una promesa es una promesa: Acabemos con la violencia contra la Mujer”.

Y así es. Ha llegado el momento de acelerar las acciones para acabar con estos abusos. En 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, los gobiernos identificaron la violencia contra las mujeres como una violación de los derechos humanos y un “obstáculo para el logro de los objetivos de igualdad, desarrollo y paz”.

Pero la persistente prevalencia de violencia contra las mujeres —hasta siete de cada 10 mujeres llegan a sufrirla en algún momento de sus vidas — demuestra que las promesas de acabar con ella no se han cumplido.

Hoy es un buen día para reconocer y alzar la voz contra la calamidad que supone la violencia contra las mujeres. Pero tenemos la obligación de hacer más que eso.

La prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres requiere liderazgo y voluntad política respaldados por acciones y recursos.

Requiere la aprobación y aplicación de leyes nacionales que aborden y castiguen todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Queda mucho por hacer en este aspecto: hay más de 35 países donde la violación conyugal no se considera como conducta criminal. Más de 630 millones de mujeres viven en países en los que la violencia doméstica sigue sin considerarse un delito.

Es preciso contar con enfoques integrados que permitan coordinar la acción de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y sistemas legales y judiciales para garantizar que las víctimas reciben apoyo, tienen acceso a servicios de asistencia legal y a los sistemas de justicia, y que los autores reciben su castigo.

Como parte de nuestro compromiso fundamental de promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, el PNUD está absolutamente implicado en la labor de ayudar a los países en sus esfuerzos por prevenir la violencia contra las mujeres y responder ante ella cuando se produzca. 

Al menos una tercera parte de las Oficinas de País del PNUD participan en iniciativas dirigidas a prevenir y responder ante la violencia de género. Aquí se incluyen los países en crisis, en los que las violaciones y los asaltos sexuales son frecuentemente utilizados como “herramientas de guerra” para humillar y deshonrar a mujeres y hombres.

En la República Democrática del Congo, por ejemplo, el Programa de Acceso a la Justicia apoyado por el PNUD ha contribuido a reforzar las capacidades de policías, investigadores judiciales y fiscales para trabajar con víctimas de violencia sexual y de género, apoyando también la creación de tribunales itinerantes para acercar la administración de justicia a las comunidades locales.

Cuando se produce un acto de violencia de género, las personas sobrevivientes deben recibir una atención médica, psicosocial y legal exhaustiva y coordinada.

Pero ante todo, es preciso acelerar los esfuerzos para evitar que la violencia de género se produzca. Asimismo, estamos trabajando para implicar a los hombres y niños en las iniciativas dirigidas a este fin, un aspecto esencial de la Campaña del Secretario General “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres”.  

Esta lucha no sólo constituye un objetivo importante en sí mismo. La violencia de género es uno de los mecanismos que hacen perpetuar las desigualdades entre hombres y mujeres en todo el mundo. Por tanto, resulta esencial abordarla si queremos lograr los Objetivos de desarrollo del Milenio (ODM) y acelerar el progreso hacia el desarrollo de manera más amplia. La importancia de esta cuestión quedó enfatizada en una reciente consulta mundial sobre las desigualdades, realizada en el marco de un amplio e inclusivo proceso participativo liderado por el sistema de las Naciones Unidas, en torno a qué aspectos debería cubrir la nueva agenda mundial de desarrollo en la fase posterior a 2015.

Señalemos el Día Internacional de la Mujer este año no sólo reconociendo el impacto devastador de la violencia contra las mujeres sino renovando también nuestros esfuerzos colectivos para ponerle fin de una vez por todas.

 

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