Las acciones destinadas a aumentar la representación femenina en puestos de poder son, tradicionalmente, objeto de críticas, algunas de ellas, sobre su efectividad para potenciar la competitividad de las mujeres. Un experimento con estudiantes de una universidad austriaca ha probado que ellas sí se animan a competir cuando se las apoya con incentivos y cuotas.
“Nuestro estudio muestra que muchos de los prejuicios contra los programas de acción afirmativa son falsos”, afirma a SINC Matthias Sutter, de la Universidad de Innsbruck (Austria). Al incluir intervenciones, entraban más mujeres en la competición y, por tanto, se ampliaba la representación en los primeros puestos. Además, esto no reducía la calidad de los ganadores ni tampoco afectaba negativamente a los hombres.
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Las acciones destinadas a aumentar la representación femenina en puestos de poder son, tradicionalmente, objeto de críticas, algunas de ellas, sobre su efectividad para potenciar la competitividad de las mujeres. Un experimento con estudiantes de una universidad austriaca ha probado que ellas sí se animan a competir cuando se las apoya con incentivos y cuotas.
“Nuestro estudio muestra que muchos de los prejuicios contra los programas de acción afirmativa son falsos”, afirma a SINC Matthias Sutter, de la Universidad de Innsbruck (Austria). Al incluir intervenciones, entraban más mujeres en la competición y, por tanto, se ampliaba la representación en los primeros puestos. Además, esto no reducía la calidad de los ganadores ni tampoco afectaba negativamente a los hombres.
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