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Enviado por BLANCA OLIVIA … el
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Comisiones y bancadas femeninas

Mi comentario sobre la utilidad de las bancadas femeninas se refiere a México. En mi país no existen bancadas, existen comisiones de equidad y género en las Cámaras de Diputad@s y Senador@s desde hace ya algunos años. Desde ahí se han impulsado trascendentes reformas e iniciativas de ley y decreto, y más recientemente, un presupuesto etiquetado que obliga a todas las secretarías de estado a ejecutar acciones y programas dirigidos a mujeres y a favor de la equidad entre los géneros. Esto ha sido posible merced al contrapeso ejercido desde el movimiento aamplio de mujeres organizadas de la sociedad civil, del trabajo interinstitucional con instancias de la mujer, partidos políticos y legisladoras comprometidas con una agenda común.También se tiene la experiencia en el establecimiento de "Pactos" en distintos momentos históricos, que reúne a legisladoras, políticas, académicas y feministas en agendas comunes; sin embargo, este tipo de plataformas son coyunturales y no se han consolidado como "Bancadas" propiamente dichas, es decir, con mayor persistencia en el tiempo, a diferencia de lo que ocurre en otros países latinoamericanos como Uruguay, Colombia, Argentina o Perú, entre otros.Lo anterior significa que las estrategias y escenarios de actuación de las mujeres en la Región América Latina no siguen una dirección unívoca y varían según los contextos culturales e históricos, presentando similitudes pero también diferencias dignas de una reflexión a mayor profundidad, ya que este tema no ha sido suficientemente investigado como, por ejemlo, los sitemas de cuota y diseño electoral.Una forma de evaluar la efectividad de bancadas o comisiones son los resultados, es decir, las metas cumplidas en torno a las agendas impulsadas, dimensión cualitativa de gran importancia que trasciende la demanda del incremento en el número de mujeres en los parlamentos (vía cuota). Si incrementar es igual a representar, solo es posible dilucidarlo a la luz de la receptividad de quienes nos representan -mujeres y hombres- a las demandas ciudadanas y la rendición de cuentas.La llamada política de la presencia que justifica las bancadas femeninas, permite reivindicar la diferencia y exigir trato de iguales en el marco de un régimen de libertades civiles. Este aspecto es fundamental por lo que atañe al impacto social en la cultura política de un país, particularmente cuando éste atraviesa por una crisis, coyuntura o acontecimiento que genera desconfianza, descrédito o rechazo a las instituciones políticas y a quienes nos representan.La estrategia de concertación de las parlamentarias latinoamericanas responde a una lógica discordante con la forma tradicional de hacer política en nuestros países, y es aquella que se fundamenta en el principio según el cual el fin son los medios. Por ello vale la pena destacar estos esfuerzos como un modelo de tolerancia y respeto a la diferencia, como valores que en la práctica han demostrado ir más allá de la retórica discursiva. Si lo sustancial a la democracia pluralista es el disenso y no el consenso, el tránsito hacia una política de pactos mínimos es fundamental, particularmente para las mujeres sin duda.Con un cariñoso abrazo desde el paraíso mexicano, La Paz, Baja California Sur: Pola Peña Mtra Blanca Olivia Peña Molina [Pola] Consejera Consultiva del Instituto Nacional de las Mujeres. Consejera Ciudadana del Observatorio para la Defensa y Promoción de los Derechos Políticos de las Mujeres (INMUJERES). Consejera Electoral del CL/IFE/BCS

Issues Description

Mi comentario sobre la utilidad de las bancadas femeninas se refiere a México. En mi país no existen bancadas, existen comisiones de equidad y género en las Cámaras de Diputad@s y Senador@s desde hace ya algunos años. Desde ahí se han impulsado trascendentes reformas e iniciativas de ley y decreto, y más recientemente, un presupuesto etiquetado que obliga a todas las secretarías de estado a ejecutar acciones y programas dirigidos a mujeres y a favor de la equidad entre los géneros. Esto ha sido posible merced al contrapeso ejercido desde el movimiento aamplio de mujeres organizadas de la sociedad civil, del trabajo interinstitucional con instancias de la mujer, partidos políticos y legisladoras comprometidas con una agenda común.También se tiene la experiencia en el establecimiento de "Pactos" en distintos momentos históricos, que reúne a legisladoras, políticas, académicas y feministas en agendas comunes; sin embargo, este tipo de plataformas son coyunturales y no se han consolidado como "Bancadas" propiamente dichas, es decir, con mayor persistencia en el tiempo, a diferencia de lo que ocurre en otros países latinoamericanos como Uruguay, Colombia, Argentina o Perú, entre otros.Lo anterior significa que las estrategias y escenarios de actuación de las mujeres en la Región América Latina no siguen una dirección unívoca y varían según los contextos culturales e históricos, presentando similitudes pero también diferencias dignas de una reflexión a mayor profundidad, ya que este tema no ha sido suficientemente investigado como, por ejemlo, los sitemas de cuota y diseño electoral.Una forma de evaluar la efectividad de bancadas o comisiones son los resultados, es decir, las metas cumplidas en torno a las agendas impulsadas, dimensión cualitativa de gran importancia que trasciende la demanda del incremento en el número de mujeres en los parlamentos (vía cuota). Si incrementar es igual a representar, solo es posible dilucidarlo a la luz de la receptividad de quienes nos representan -mujeres y hombres- a las demandas ciudadanas y la rendición de cuentas.La llamada política de la presencia que justifica las bancadas femeninas, permite reivindicar la diferencia y exigir trato de iguales en el marco de un régimen de libertades civiles. Este aspecto es fundamental por lo que atañe al impacto social en la cultura política de un país, particularmente cuando éste atraviesa por una crisis, coyuntura o acontecimiento que genera desconfianza, descrédito o rechazo a las instituciones políticas y a quienes nos representan.La estrategia de concertación de las parlamentarias latinoamericanas responde a una lógica discordante con la forma tradicional de hacer política en nuestros países, y es aquella que se fundamenta en el principio según el cual el fin son los medios. Por ello vale la pena destacar estos esfuerzos como un modelo de tolerancia y respeto a la diferencia, como valores que en la práctica han demostrado ir más allá de la retórica discursiva. Si lo sustancial a la democracia pluralista es el disenso y no el consenso, el tránsito hacia una política de pactos mínimos es fundamental, particularmente para las mujeres sin duda.Con un cariñoso abrazo desde el paraíso mexicano, La Paz, Baja California Sur: Pola Peña Mtra Blanca Olivia Peña Molina [Pola] Consejera Consultiva del Instituto Nacional de las Mujeres. Consejera Ciudadana del Observatorio para la Defensa y Promoción de los Derechos Políticos de las Mujeres (INMUJERES). Consejera Electoral del CL/IFE/BCS

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