Nilcéa Freire
“Los partidos, sean de izquierda o de derecha, son un espejo de lo que ocurre en la sociedad. Los hombres también son machistas en los partidos, les cuesta muchísimo abrir el espacio. Ya hay una enorme competencia entre ellos y no quieren la competencia de las mujeres. Por eso el cambio depende más de que las mujeres se involucren. Cada vez más mujeres entienden que no se puede llegar al poder sin partidos, y esto contribuye a construir una masa crítica de mujeres al interior del partido político como fuerza principal para su transformación”. - Nilcéa Freire
iKNOW Politics: Muchísimas gracias, ministra, por darnos su tiempo. Quisiera comenzar pidiéndole nos hable en torno a su trayectoria en política ¿Cómo se inició? ¿Qué la inspiró? ¿Enfrentó algún obstáculo por el hecho de ser mujer?
Estoy en la actividad política desde muy joven. Empecé en la universidad, en el movimiento estudiantil. Militaba en el Partido Comunista de Brasil. Eran los años de la dictadura militar y estábamos en la clandestinidad. Estuve exiliada en México (1975-1977), allí seguí estudios pero los interrumpí apenas pude volver a Brasil. Desde muy temprano la actividad política es parte de mi vida, paralela a mi actividad profesional. Soy médica de formación y profesora universitaria. Después de algunos años de trabajo, fui elegida rectora de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, UERJ (2000-2003). Terminado mi mandato como rectora de la universidad pasé al ministerio por invitación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2004). Mi participación política es una participación dentro de partidos como militante, jamás he sido candidata. Desde 1989 pertenezco al Partido de los Trabajadores (PT).
Creo que todas enfrentamos la sensación de un cierto aislamiento por nuestras opciones, nos hace falta con quién compartir. Sobre todo cuando los ambientes donde estamos son predominantemente masculinos, tal como me ha sucedido desde que era estudiante. La dirección de mi partido en el movimiento estudiantil era una dirección mayoritariamente masculina, apenas dos éramos mujeres. Eso pasa tanto en la izquierda como en la derecha. Ese rasgo cultural, machista, está en todos los partidos. En la UERJ donde trabajé toda mi vida, hay un ambiente más progresista así que estas cuestiones no aparecen de manera explícita, pero están ahí de una manera sutil. Cuando fui elegida como rectora fui elegida por todos, incluso los hombres. Pero cuando asumí la rectoría les costaba muchísimo a mis colegas saber cómo lidiar y relacionarse conmigo en una nueva posición.
Yo ocupaba una posición jerárquicamente superior a la de ellos, y esto generó una gran expectativa, luego se acostumbraron. Hay un mito, que las mujeres somos muy inestables desde el punto de vista emocional, que en cualquier momento podemos perder la cabeza. Esto estaba en el imaginario, después vieron que era diferente, que no correspondía al estereotipo que ellos tenían. Lo más importante, sin embargo, es el hecho de que las mujeres tenemos una sobrecarga muy grande de trabajo. Toda mi trayectoria la hice con dos hijos pequeños que cuidaba prácticamente sola. Soy una mujer de la clase media de Brasil, pude tener una trabajadora doméstica remunerada que me ayudó. Pero así y todo era muy difícil dejar a los niños pequeños para hacer política, para tener mis actividades profesionales. Muchas mujeres no lo logran: no tienen con quien dejar a sus hijos, no tienen a alguien con quien compartir las actividades domésticas. Este es un obstáculo importante, porque también hay el mito de que a las mujeres no les gusta la política.
Y nadie les pregunta, nos pregunta, por qué no estamos ahí. A una mujer sindicalista hace muchos años se lo preguntaron: “¿Por qué tú no estás en la dirección del sindicato? Eres una persona con tan buenas ideas, ¿por qué no te presentaste como candidata para dirigente sindical?” Y ella respondió: “¿Sabes qué? A mi esposo, cuando sale de la fábrica y va para el sindicato, nadie le pregunta que va a hacer. Y él jamás me ha preguntado si un día a la semana yo quiero que vaya a la casa a cuidar de las y los niños, y hacer la comida, para yo poder ir al sindicato después de la fábrica. Yo salgo de la fábrica, me voy a la casa a cuidar a las y los niños y hacer la comida, no me sobra tiempo para ser dirigente sindical”.
iKNOW Politics: ¿Qué posibilidades ve de hacer una transformación real en la política ahora que está en un cargo ejecutivo en el ministerio rector de las políticas gubernamentales sobre mujer?
Es una oportunidad única estar en posiciones como esta. Las mujeres no debemos olvidar jamás lo que nos costó llegar hasta aquí. En la Secretaría Especial de Política para la Mujer (SPM) estamos trabajando en la reformulación de la legislación electoral brasileña en lo que concierne a las cuotas electorales. En Brasil tenemos una ley de cuotas según la cual los partidos políticos tienen que reservar al menos 30% de los cupos en la listas para las mujeres. Pero no hay ninguna sanción si el partido no llena el 30%. Si el partido dice: “no alcanzamos a poner 30% de mujeres”, no pasa nada. El impacto de esta legislación es por tanto muy tímido. Estamos discutiendo la posibilidad de cambiar esto. En Brasil la votación es nominal, lo que hace más difícil efectivizar las cuotas, tenemos que encontrar un camino para hacer que al menos el 30% sea efectivo. Actualmente sólo un 10% de los congresistas son mujeres.
iKNOW Politics: Las normas y los marcos normativos son importantes, pero no son suficientes. Se requieren cambios estructurales y, en particular, cambios en la mentalidad de la sociedad. Al respecto, ¿qué estrategias está desarrollando el gobierno del presidente Lula da Silva en este terreno?
Actuamos en diferentes frentes. Uno, que para mí es importantísimo, es el proceso cultural. Más específicamente en las escuelas, donde niñas y niños puedan incorporar desde muy temprano otra visión del mundo. Tenemos un programa, desde el 2005, llamado Género y Diversidad dirigido a las y los maestros de enseñanza fundamental, para que ellas y ellos tengan la posibilidad de manejar los temas de género, raza, etnia y orientación sexual con las y los niños. El programa se orienta a trabajar con niñas y niños desde los nueve hasta los once o doce años, casi adolescentes. Este programa es una especialización para maestras y maestros, que en este año se ha masificado, alcanzando a catorce mil en todo Brasil.
Lo desarrollamos como “e-learning”, es decir enseñanza a distancia. Nos interesa incidir en la educación formal porque la educación al mismo tiempo que puede ser un instrumento de modernización de la sociedad, puede ser un instrumento de preservación de los prejuicios, del status quo. Otro frente en el que trabajamos, es el apoyo a las campañas que nos presentan las organizaciones de la sociedad. El año pasado lanzamos una campaña denominada “Mujeres en el poder, yo asumo este compromiso”. Esta campaña se articula en torno a un sitio web donde recolectamos información y análisis en torno a la participación de las mujeres en política. Otro instrumento de la campaña fue una plataforma política que ofrecimos a todas y todos los candidatos a las elecciones municipales del 2008. Esta plataforma fue trabajada no solamente por la SPM sino por el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer (CNDM), un foro de instancias de mujeres de los partidos políticos brasileños, que nosotras apoyamos.
Todos los partidos de la derecha y de la izquierda están ahí. Lanzamos nuestra plataforma acompañada por spots de radio, afiches, slogans, y las candidatas la utilizaron para sus campañas. A lo anterior se suma los programas permanentes y proyectos de la SPM y del Gobierno que promueven y refuerzan la autonomía de las mujeres, particularmente en el mundo del trabajo, tanto para mujeres urbanas como para mujeres que viven en el campo brasileño. Promover la autonomía de estas mujeres significa muchas veces trabajar las cosas más fundamentales, por ejemplo que tengan su documentación civil. Cuando llegamos al gobierno, alrededor de tres o cuatro millones de estas mujeres no tenían siquiera su tarjeta de identidad, su principal documento civil. Por lo tanto, no podían acceder a los programas de crédito que les ofrecía el gobierno.
Promover la autonomía significa ampliar las posibilidades de trabajo, de acceso al mercado de trabajo, y por otro lado, crear las condiciones mínimas de calidad de vida. Para todo esto hemos desarrollado dos conferencias nacionales sobre la mujer, una en el 2004 y otra en el 2007. Son procesos participativos que comienzan con las conferencias municipales, siguen las conferencias estatales y después la nacional. En la primera tuvimos mil ochocientas delegadas de todo Brasil, después de un proceso donde participaron ciento veinte mil mujeres. En la segunda, en el 2007, tuvimos dos mil ochocientas delegadas en un proceso del que participaron doscientas veinte mil mujeres. En la primera conferencia se elaboraron los principios y las directrices para hacer el primer plan nacional de política para las mujeres; en la segunda se revisó este plan, se amplió, se incluyeron otras contribuciones, etc. Estamos en plena implementación de los acuerdos de esta última. Y el plan no compromete solo a la SPM sino que incluye las acciones en los ministerios del gobierno del presidente Lula da Silva: trabajo, educación, salud, desarrollo social, ciencia y tecnología, etc. Todos los ministerios tienen acciones en los once capítulos del plan, que van desde educación inclusiva y no sexista hasta el tema de mujeres y poder.
iKNOW Politics: Usted tiene una larga experiencia de militancia en partidos políticos, ¿cuál es su visión en relación a la participación de la mujer dentro de los partidos políticos? ¿Cuáles serían sus sugerencias para que esto cambie o mejore?
La relación de las mujeres con los partidos políticos y la política formal es una relación muy delicada. El feminismo tradicional en sus inicios -y hasta hoy hay corrientes que piensan así-, cuestionó fuertemente la militancia de las mujeres en los partidos políticos. Durante años, en Brasil, las mujeres que militaban en el movimiento feminista no querían saber nada de partidos políticos. El movimiento feminista se identificaba como un movimiento de naturaleza libertaria, cualquier cosa que las encuadrara era rechazada. Hubo en Brasil una división clara entre las mujeres autónomas del movimiento feminista y aquellas que optaron por estar en los partidos políticos. En general, las mujeres que venían del exilio, que tenían una militancia anterior en los partidos políticos, fueron por este camino.
Pero no fueron muchas, por lo que seguimos siendo minoritarias dentro de los partidos políticos. Los partidos, sean de izquierda o de derecha, son un espejo de lo que ocurre en la sociedad. Los hombres también son machistas en los partidos, les cuesta muchísimo abir el espacio. Ya hay una enorme competencia entre ellos y no quieren la competencia de las mujeres. Por eso el cambio depende más de que las mujeres se involucren. Cada vez más mujeres entienden que no se puede llegar al poder sin partidos, y esto contribuye a construir una masa crítica de mujeres al interior del partido político como fuerza principal para su transformación. Usted ve que en muchos casos es la presión lo que funciona. Por ejemplo, el caso de Michelle Bachelet, en Chile. Ella no era la candidata preferencial de su partido, al contrario. El partido únicamente asumió su candidatura cuando la sociedad se manifestó en las encuestas.
Es entonces que el partido dice: “Esta mujer tiene votos, vamos con ella”. No podemos pensar que las transformaciones dentro de los partidos políticos van a suceder sin lucha. No vamos a tener resultados si la relación de fuerzas permanece como hoy: pocas mujeres organizadas, muchos hombres. ¿No nos hacen caso? Tenemos que hacer presión. Y no resulta sólo la presión de fuera hacia dentro del partido, tenemos que presionar desde dentro, también. Mi partido, el Partido de los Trabajadores (PT), fue el primer partido en Brasil en tener cuotas de participación para las mujeres en la dirección, en las nominaciones y listas para concurrir a la dirección del partido. Siempre que hay un evento tiene que haber un 30% de mujeres. No es fácil la pelea ahí dentro, es difícil, porque la ley básica de la física dice que dos cuerpos no ocupan el mismo espacio en el mismo momento. Para que tú estés, el otro tiene que salir. Para que logre el poder una mujer, un hombre tiene que dejarlo. Estamos ahí para pelear, y la estrategia más básica es estar ahí.
iKNOW Politics: Usted ha trabajado mucho en formación, ¿cómo ve la renovación de liderazgos políticos femeninos en Brasil? ¿Cuáles serían sus sugerencias para fortalecer este proceso?
Vemos con alegría que hay una renovación de liderazgos en el Brasil. Hace unos años era difícil ver una mujer joven en las actividades del movimiento de mujeres. Ahora, tenemos un bonito movimiento de jóvenes feministas que es cada vez más grande. Tuvieron un protagonismo muy importante en la Conferencia Nacional de Políticas para las Mujeres, en el 2007, y siguen creciendo. Se han constituido como una red en todo el país, tienen representantes en todos los estados, el año pasado hicieron un encuentro de jóvenes feministas. Por otro lado, la SPM, apoya a la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), y dentro de ella a la UNE Mujer, que está intentando tener núcleos de mujeres en todas las universidades. Están haciendo una encuesta, un trabajo de movilización, una campaña por la legalización del aborto en Brasil, trabajan el tema de los derechos sexuales y reproductivos.
Estimulamos este tipo de participación y de formación política, porque pensamos que faltan espacios gubernamentales y no gubernamentales de formación. No estoy hablando de programas ligeros de capacitación, sino de programas consistentes que realmente empoderen a las mujeres jóvenes. Que sepan que no es fácil, hay obstáculos, pero es posible superarlos. Yo siempre cuento que tengo una nieta de siete meses, para que ella disfrute un mundo más igual, tenemos que trabajar. Que las mujeres en el futuro no tengan que pagar el precio por su autonomía que pagamos nosotras, las más viejas. Tuvimos que pagar, muchas veces, un precio altísimo para ser más independientes, autónomas, y estar en los lugares que estamos.
iKNOW Politics: ¿Qué importancia han tenido las redes en su trabajo?
Las redes son fundamentales. Al principio mencioné la sensación de aislamiento, sea que trabajemos en un organismo no gubernamental, o en los gobiernos, o en un partido. Muchas veces te sientes sola, muchas veces piensas que los problemas son tuyos, porque las mujeres siempre piensan que son culpables de todo. Hay una cuestión cultural, que viene con la idea del “pecado original”. Es muy importante que tú sepas que los problemas no son tuyos, no son provocados por ti, que los problemas son problemas estructurales en la sociedad, que hay otras mujeres que sufren lo mismo, y que las salidas que vas a encontrar, no las vas a encontrar sola, las vas a encontrar compartiendo con otras, y las salidas no van a ser individuales. En la medida que otras mujeres se incorporan a la conversación sobre esto se va consolidando una mentalidad diferente. Para mí, las redes sirven para eso, para ampliar las posibilidades que individualmente muchas veces no se presentan.
iKNOW Politics: Para finalizar, como ministra ¿cuáles son los tres objetivos que usted asumiría para el futuro inmediato? ¿Cómo le gustaría ser recordada?
Uno de mis objetivos es consolidar la implementación de la ley contra la violencia hacia las mujeres en Brasil, la ley “María da Penha". Esta ley es un logro de la lucha de las mujeres brasileñas, sancionada por el presidente en el 2006. Otro, es ampliar la participación política de la mujer logrando la modificación de la ley de cuotas, de manera que esté vigente en las elecciones del 2010. Y en tercer lugar, consolidar la transversalidad de género, que sea definitivamente incorporada la perspectiva de género en las políticas del estado brasileño. Y añadiría que, como resultado de estos avances, tengamos al final del 2010 una presidenta mujer en Brasil.
“Los partidos, sean de izquierda o de derecha, son un espejo de lo que ocurre en la sociedad. Los hombres también son machistas en los partidos, les cuesta muchísimo abrir el espacio. Ya hay una enorme competencia entre ellos y no quieren la competencia de las mujeres. Por eso el cambio depende más de que las mujeres se involucren. Cada vez más mujeres entienden que no se puede llegar al poder sin partidos, y esto contribuye a construir una masa crítica de mujeres al interior del partido político como fuerza principal para su transformación”. - Nilcéa Freire
iKNOW Politics: Muchísimas gracias, ministra, por darnos su tiempo. Quisiera comenzar pidiéndole nos hable en torno a su trayectoria en política ¿Cómo se inició? ¿Qué la inspiró? ¿Enfrentó algún obstáculo por el hecho de ser mujer?
Estoy en la actividad política desde muy joven. Empecé en la universidad, en el movimiento estudiantil. Militaba en el Partido Comunista de Brasil. Eran los años de la dictadura militar y estábamos en la clandestinidad. Estuve exiliada en México (1975-1977), allí seguí estudios pero los interrumpí apenas pude volver a Brasil. Desde muy temprano la actividad política es parte de mi vida, paralela a mi actividad profesional. Soy médica de formación y profesora universitaria. Después de algunos años de trabajo, fui elegida rectora de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, UERJ (2000-2003). Terminado mi mandato como rectora de la universidad pasé al ministerio por invitación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2004). Mi participación política es una participación dentro de partidos como militante, jamás he sido candidata. Desde 1989 pertenezco al Partido de los Trabajadores (PT).
Creo que todas enfrentamos la sensación de un cierto aislamiento por nuestras opciones, nos hace falta con quién compartir. Sobre todo cuando los ambientes donde estamos son predominantemente masculinos, tal como me ha sucedido desde que era estudiante. La dirección de mi partido en el movimiento estudiantil era una dirección mayoritariamente masculina, apenas dos éramos mujeres. Eso pasa tanto en la izquierda como en la derecha. Ese rasgo cultural, machista, está en todos los partidos. En la UERJ donde trabajé toda mi vida, hay un ambiente más progresista así que estas cuestiones no aparecen de manera explícita, pero están ahí de una manera sutil. Cuando fui elegida como rectora fui elegida por todos, incluso los hombres. Pero cuando asumí la rectoría les costaba muchísimo a mis colegas saber cómo lidiar y relacionarse conmigo en una nueva posición.
Yo ocupaba una posición jerárquicamente superior a la de ellos, y esto generó una gran expectativa, luego se acostumbraron. Hay un mito, que las mujeres somos muy inestables desde el punto de vista emocional, que en cualquier momento podemos perder la cabeza. Esto estaba en el imaginario, después vieron que era diferente, que no correspondía al estereotipo que ellos tenían. Lo más importante, sin embargo, es el hecho de que las mujeres tenemos una sobrecarga muy grande de trabajo. Toda mi trayectoria la hice con dos hijos pequeños que cuidaba prácticamente sola. Soy una mujer de la clase media de Brasil, pude tener una trabajadora doméstica remunerada que me ayudó. Pero así y todo era muy difícil dejar a los niños pequeños para hacer política, para tener mis actividades profesionales. Muchas mujeres no lo logran: no tienen con quien dejar a sus hijos, no tienen a alguien con quien compartir las actividades domésticas. Este es un obstáculo importante, porque también hay el mito de que a las mujeres no les gusta la política.
Y nadie les pregunta, nos pregunta, por qué no estamos ahí. A una mujer sindicalista hace muchos años se lo preguntaron: “¿Por qué tú no estás en la dirección del sindicato? Eres una persona con tan buenas ideas, ¿por qué no te presentaste como candidata para dirigente sindical?” Y ella respondió: “¿Sabes qué? A mi esposo, cuando sale de la fábrica y va para el sindicato, nadie le pregunta que va a hacer. Y él jamás me ha preguntado si un día a la semana yo quiero que vaya a la casa a cuidar de las y los niños, y hacer la comida, para yo poder ir al sindicato después de la fábrica. Yo salgo de la fábrica, me voy a la casa a cuidar a las y los niños y hacer la comida, no me sobra tiempo para ser dirigente sindical”.
iKNOW Politics: ¿Qué posibilidades ve de hacer una transformación real en la política ahora que está en un cargo ejecutivo en el ministerio rector de las políticas gubernamentales sobre mujer?
Es una oportunidad única estar en posiciones como esta. Las mujeres no debemos olvidar jamás lo que nos costó llegar hasta aquí. En la Secretaría Especial de Política para la Mujer (SPM) estamos trabajando en la reformulación de la legislación electoral brasileña en lo que concierne a las cuotas electorales. En Brasil tenemos una ley de cuotas según la cual los partidos políticos tienen que reservar al menos 30% de los cupos en la listas para las mujeres. Pero no hay ninguna sanción si el partido no llena el 30%. Si el partido dice: “no alcanzamos a poner 30% de mujeres”, no pasa nada. El impacto de esta legislación es por tanto muy tímido. Estamos discutiendo la posibilidad de cambiar esto. En Brasil la votación es nominal, lo que hace más difícil efectivizar las cuotas, tenemos que encontrar un camino para hacer que al menos el 30% sea efectivo. Actualmente sólo un 10% de los congresistas son mujeres.
iKNOW Politics: Las normas y los marcos normativos son importantes, pero no son suficientes. Se requieren cambios estructurales y, en particular, cambios en la mentalidad de la sociedad. Al respecto, ¿qué estrategias está desarrollando el gobierno del presidente Lula da Silva en este terreno?
Actuamos en diferentes frentes. Uno, que para mí es importantísimo, es el proceso cultural. Más específicamente en las escuelas, donde niñas y niños puedan incorporar desde muy temprano otra visión del mundo. Tenemos un programa, desde el 2005, llamado Género y Diversidad dirigido a las y los maestros de enseñanza fundamental, para que ellas y ellos tengan la posibilidad de manejar los temas de género, raza, etnia y orientación sexual con las y los niños. El programa se orienta a trabajar con niñas y niños desde los nueve hasta los once o doce años, casi adolescentes. Este programa es una especialización para maestras y maestros, que en este año se ha masificado, alcanzando a catorce mil en todo Brasil.
Lo desarrollamos como “e-learning”, es decir enseñanza a distancia. Nos interesa incidir en la educación formal porque la educación al mismo tiempo que puede ser un instrumento de modernización de la sociedad, puede ser un instrumento de preservación de los prejuicios, del status quo. Otro frente en el que trabajamos, es el apoyo a las campañas que nos presentan las organizaciones de la sociedad. El año pasado lanzamos una campaña denominada “Mujeres en el poder, yo asumo este compromiso”. Esta campaña se articula en torno a un sitio web donde recolectamos información y análisis en torno a la participación de las mujeres en política. Otro instrumento de la campaña fue una plataforma política que ofrecimos a todas y todos los candidatos a las elecciones municipales del 2008. Esta plataforma fue trabajada no solamente por la SPM sino por el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer (CNDM), un foro de instancias de mujeres de los partidos políticos brasileños, que nosotras apoyamos.
Todos los partidos de la derecha y de la izquierda están ahí. Lanzamos nuestra plataforma acompañada por spots de radio, afiches, slogans, y las candidatas la utilizaron para sus campañas. A lo anterior se suma los programas permanentes y proyectos de la SPM y del Gobierno que promueven y refuerzan la autonomía de las mujeres, particularmente en el mundo del trabajo, tanto para mujeres urbanas como para mujeres que viven en el campo brasileño. Promover la autonomía de estas mujeres significa muchas veces trabajar las cosas más fundamentales, por ejemplo que tengan su documentación civil. Cuando llegamos al gobierno, alrededor de tres o cuatro millones de estas mujeres no tenían siquiera su tarjeta de identidad, su principal documento civil. Por lo tanto, no podían acceder a los programas de crédito que les ofrecía el gobierno.
Promover la autonomía significa ampliar las posibilidades de trabajo, de acceso al mercado de trabajo, y por otro lado, crear las condiciones mínimas de calidad de vida. Para todo esto hemos desarrollado dos conferencias nacionales sobre la mujer, una en el 2004 y otra en el 2007. Son procesos participativos que comienzan con las conferencias municipales, siguen las conferencias estatales y después la nacional. En la primera tuvimos mil ochocientas delegadas de todo Brasil, después de un proceso donde participaron ciento veinte mil mujeres. En la segunda, en el 2007, tuvimos dos mil ochocientas delegadas en un proceso del que participaron doscientas veinte mil mujeres. En la primera conferencia se elaboraron los principios y las directrices para hacer el primer plan nacional de política para las mujeres; en la segunda se revisó este plan, se amplió, se incluyeron otras contribuciones, etc. Estamos en plena implementación de los acuerdos de esta última. Y el plan no compromete solo a la SPM sino que incluye las acciones en los ministerios del gobierno del presidente Lula da Silva: trabajo, educación, salud, desarrollo social, ciencia y tecnología, etc. Todos los ministerios tienen acciones en los once capítulos del plan, que van desde educación inclusiva y no sexista hasta el tema de mujeres y poder.
iKNOW Politics: Usted tiene una larga experiencia de militancia en partidos políticos, ¿cuál es su visión en relación a la participación de la mujer dentro de los partidos políticos? ¿Cuáles serían sus sugerencias para que esto cambie o mejore?
La relación de las mujeres con los partidos políticos y la política formal es una relación muy delicada. El feminismo tradicional en sus inicios -y hasta hoy hay corrientes que piensan así-, cuestionó fuertemente la militancia de las mujeres en los partidos políticos. Durante años, en Brasil, las mujeres que militaban en el movimiento feminista no querían saber nada de partidos políticos. El movimiento feminista se identificaba como un movimiento de naturaleza libertaria, cualquier cosa que las encuadrara era rechazada. Hubo en Brasil una división clara entre las mujeres autónomas del movimiento feminista y aquellas que optaron por estar en los partidos políticos. En general, las mujeres que venían del exilio, que tenían una militancia anterior en los partidos políticos, fueron por este camino.
Pero no fueron muchas, por lo que seguimos siendo minoritarias dentro de los partidos políticos. Los partidos, sean de izquierda o de derecha, son un espejo de lo que ocurre en la sociedad. Los hombres también son machistas en los partidos, les cuesta muchísimo abir el espacio. Ya hay una enorme competencia entre ellos y no quieren la competencia de las mujeres. Por eso el cambio depende más de que las mujeres se involucren. Cada vez más mujeres entienden que no se puede llegar al poder sin partidos, y esto contribuye a construir una masa crítica de mujeres al interior del partido político como fuerza principal para su transformación. Usted ve que en muchos casos es la presión lo que funciona. Por ejemplo, el caso de Michelle Bachelet, en Chile. Ella no era la candidata preferencial de su partido, al contrario. El partido únicamente asumió su candidatura cuando la sociedad se manifestó en las encuestas.
Es entonces que el partido dice: “Esta mujer tiene votos, vamos con ella”. No podemos pensar que las transformaciones dentro de los partidos políticos van a suceder sin lucha. No vamos a tener resultados si la relación de fuerzas permanece como hoy: pocas mujeres organizadas, muchos hombres. ¿No nos hacen caso? Tenemos que hacer presión. Y no resulta sólo la presión de fuera hacia dentro del partido, tenemos que presionar desde dentro, también. Mi partido, el Partido de los Trabajadores (PT), fue el primer partido en Brasil en tener cuotas de participación para las mujeres en la dirección, en las nominaciones y listas para concurrir a la dirección del partido. Siempre que hay un evento tiene que haber un 30% de mujeres. No es fácil la pelea ahí dentro, es difícil, porque la ley básica de la física dice que dos cuerpos no ocupan el mismo espacio en el mismo momento. Para que tú estés, el otro tiene que salir. Para que logre el poder una mujer, un hombre tiene que dejarlo. Estamos ahí para pelear, y la estrategia más básica es estar ahí.
iKNOW Politics: Usted ha trabajado mucho en formación, ¿cómo ve la renovación de liderazgos políticos femeninos en Brasil? ¿Cuáles serían sus sugerencias para fortalecer este proceso?
Vemos con alegría que hay una renovación de liderazgos en el Brasil. Hace unos años era difícil ver una mujer joven en las actividades del movimiento de mujeres. Ahora, tenemos un bonito movimiento de jóvenes feministas que es cada vez más grande. Tuvieron un protagonismo muy importante en la Conferencia Nacional de Políticas para las Mujeres, en el 2007, y siguen creciendo. Se han constituido como una red en todo el país, tienen representantes en todos los estados, el año pasado hicieron un encuentro de jóvenes feministas. Por otro lado, la SPM, apoya a la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), y dentro de ella a la UNE Mujer, que está intentando tener núcleos de mujeres en todas las universidades. Están haciendo una encuesta, un trabajo de movilización, una campaña por la legalización del aborto en Brasil, trabajan el tema de los derechos sexuales y reproductivos.
Estimulamos este tipo de participación y de formación política, porque pensamos que faltan espacios gubernamentales y no gubernamentales de formación. No estoy hablando de programas ligeros de capacitación, sino de programas consistentes que realmente empoderen a las mujeres jóvenes. Que sepan que no es fácil, hay obstáculos, pero es posible superarlos. Yo siempre cuento que tengo una nieta de siete meses, para que ella disfrute un mundo más igual, tenemos que trabajar. Que las mujeres en el futuro no tengan que pagar el precio por su autonomía que pagamos nosotras, las más viejas. Tuvimos que pagar, muchas veces, un precio altísimo para ser más independientes, autónomas, y estar en los lugares que estamos.
iKNOW Politics: ¿Qué importancia han tenido las redes en su trabajo?
Las redes son fundamentales. Al principio mencioné la sensación de aislamiento, sea que trabajemos en un organismo no gubernamental, o en los gobiernos, o en un partido. Muchas veces te sientes sola, muchas veces piensas que los problemas son tuyos, porque las mujeres siempre piensan que son culpables de todo. Hay una cuestión cultural, que viene con la idea del “pecado original”. Es muy importante que tú sepas que los problemas no son tuyos, no son provocados por ti, que los problemas son problemas estructurales en la sociedad, que hay otras mujeres que sufren lo mismo, y que las salidas que vas a encontrar, no las vas a encontrar sola, las vas a encontrar compartiendo con otras, y las salidas no van a ser individuales. En la medida que otras mujeres se incorporan a la conversación sobre esto se va consolidando una mentalidad diferente. Para mí, las redes sirven para eso, para ampliar las posibilidades que individualmente muchas veces no se presentan.
iKNOW Politics: Para finalizar, como ministra ¿cuáles son los tres objetivos que usted asumiría para el futuro inmediato? ¿Cómo le gustaría ser recordada?
Uno de mis objetivos es consolidar la implementación de la ley contra la violencia hacia las mujeres en Brasil, la ley “María da Penha". Esta ley es un logro de la lucha de las mujeres brasileñas, sancionada por el presidente en el 2006. Otro, es ampliar la participación política de la mujer logrando la modificación de la ley de cuotas, de manera que esté vigente en las elecciones del 2010. Y en tercer lugar, consolidar la transversalidad de género, que sea definitivamente incorporada la perspectiva de género en las políticas del estado brasileño. Y añadiría que, como resultado de estos avances, tengamos al final del 2010 una presidenta mujer en Brasil.