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María Antonieta Saa

Entrevistas

Enviado por iKNOW Politics el
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May 31, 2010

María Antonieta Saa

ex alcaldesa de Conchalí, diputada reelegida por cinco periodos consecutivos (1994-2014), miembro de las comisiones permanentes de Educación, Cultura, Deportes y Recreación y de Familia, Cámara de Diputados de Chile

“En Chile la sociedad es mucho más progresista y abierta a las mujeres que los partidos políticos. El gran escollo en mi país son los partidos políticos. Hay estudios que constatan que las mujeres candidatas al parlamento tenemos más elegibilidad que los hombres. Como señalé antes, Michelle no llegó a ser presidenta por los partidos, sino porque la ciudadanía la eligió. La ciudadanía no tiene prejuicios, la ciudadanía nos elige”. - María Antonieta Saa

iKNOW  Politics:  Usted tiene una trayectoria política extensa y muy valiosa, ¿podría contarnos algo de la misma, en particular lo que ha conllevado el hecho de ser mujer?

Yo estoy en política desde los años setenta y en la lucha social desde la secundaria. Buena parte de mi experiencia está vinculada a la dictadura de Pinochet (1973-1990), a la resistencia contra ella. En esos años, el copamiento que hacía la dictadura de los espacios políticos, aunque parezca paradójico, nos obligó a empoderarnos como mujeres.  Fue una experiencia muy rica, nos permitió crear un sujeto político mujer fuerte ante la ausencia de los partidos políticos. Eso nos permitió levantar una plataforma de mujeres que sería luego incluida en los programas de los gobiernos democráticos. Ese es el origen del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), creado por ley. Ya en democracia, fui nombrada la primera alcaldesa de Conchalí (1990) por el Presidente Patricio Aylwin (no teníamos todavía elección directa de las autoridades municipales), y posteriormente fui elegida parlamentaria. 

¿Qué ha conllevado ser mujer? Ventajas y desventajas, diría yo. Ante la sociedad tenemos una imagen positiva. La gente nos elige, confía en nosotras, por el trabajo y por la honestidad. El problema son las relaciones al interior de los partidos políticos, la valoración que puedan hacer los gobiernos, la forma como nos tratan los medios. La prensa tiene un trato distinto con las mujeres, es menos tolerante con nosotras que con los  hombres políticos, una nota la diferencia ahí.    

iKNOW  Politics: Mencionó el rol de las mujeres durante la dictadura, le pregunto ahora por el rol de las mujeres y sus organizaciones en el proceso posterior, la transición y la democracia. ¿Cómo se hado el proceso que lleva hasta la elección de Michelle Bachelet como primera presidenta de Chile (2006-2010)? 

Tal como mencioné anteriormente, bajo la dictadura las mujeres nos transformamos en un sujeto social y político que tuvo un lugar destacado en la lucha por la democracia. Nuestras demandas fueron acogidas como demandas específicas y logramos establecer una agenda. Tuvimos una gran visibilidad en la oposición a la dictadura con el lema: “democracia en el país y en la casa”. Con los gobiernos democráticos la agenda se hizo un programa. Se pusieron en marcha políticas en relación con los derechos de las mujeres, la discriminación, la igualdad, etc.   

En el terreno de la representación política tuvimos mayores limitaciones. A pesar que lo planteamos al primer gobierno democrático, no hubo ninguna mujer en el primer gabinete. Yo fui la única mujer nombrada alcaldesa y apenas si hubo una vice-ministra de Vivienda. Luego vino la creación del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) como ministerio con una mujer al frente.  

Lo que sucedió es que el movimiento de mujeres, muy visible bajo la dictadura, perdió terreno cuando reaparecieron los partidos políticos. Entonces algunas decidimos pasar a las estructuras más políticas, entendiendo que si no estábamos en los partidos no podríamos sacar adelante nuestra agenda. Y esto generó tensiones y desencuentros con los movimientos de mujeres propiamente dichos.  

¿Cómo fue lo de Michelle Bachelet? Quienes entramos al mundo de la política partidaria luchamos por una mayor visibilidad y por ampliar la representación de la mujer en los espacios oficiales. Cuando le planteamos al Presidente Lagos (2002-2006) que debía tener ministras, él se comprometió a tener cinco ministras mujeres. Cumplió su palabra, y dentro de esas cinco ministras hubieron dos que tuvieron una alta adhesión ciudadana: Michelle Bachelet, ministra de Salud (2000-2002) y posteriormente de Defensa Nacional (2002-2004), y Soledad Alvear, que venía del primer gobierno democrático como ministra del SERNAM (1991-1994) y después de Justicia (1994-1999), y que sería Canciller del gobierno de Lagos (2000-2004). Las dos fueron precandidatas presidenciales, eligiendo la Concertación como su candidata a Michelle Bachelet. Esto no fue un acuerdo entre los partidos de la Concertación sino más bien una elección ciudadana expresada a través de encuestas y consultas. Si Michelle no hubiera tenido la visibilidad que tuvo como ministra y la adhesión ciudadana que generó su gestión, no hubiera sido presidenta, los partidos no la habrían elegido. 

iKNOW  Politics: Muchos analistas afirman que los gobiernos locales deberían ser espacios privilegiados de participación política de la mujer, lo que contrasta con la realidad (apenas un 10% de alcaldesas en la región frente a un 21% de parlamentarias). Usted que ha tenido ambas experiencias ¿qué diferencias encuentra entre ellas, qué lecciones saca de su participación como alcaldesa? 

Mi experiencia en la alcaldía fue maravillosa. Estuve entre 1990 y 1992, y con un Consejo heredado de la dictadura, “corporativo”, con presencia de empresarios, de juntas de vecinos, etc. Los municipios no tenían el desarrollo que tienen hoy, sin embargo fue una experiencia muy rica de cercanía con la gente, de oportunidades de cosas por hacer. En esa época tuve una entrevista con el Presidente de la República, y le dije: “Mire presidente, yo soy la presidenta de 500,000 personas”. Así me sentía, a pesar de que no teníamos los recursos que hoy tiene la alcaldía. Chile es un país extremadamente presidencialista y en los municipios se sigue el mismo esquema, la alcaldesa y el alcalde tienen mucho poder frente al Consejo. 

¿Qué pasa con las elecciones? Bueno ahí viene el mismo problema. En los cargos políticos es muy difícil que las mujeres lleguen por los impedimentos que hay en los partidos, por la cultura machista de los mismos. La sociedad nos elige, el problema es llegar a ser candidata de los partidos. El cargo a alcaldesa es unipersonal, las y los candidatos son de una alianza, de una coalición política. Hasta que no logremos realmente traspasar la barrera de los partidos políticos, será difícil que hayan  alcaldesas, esa es la experiencia nuestra en Chile.  En mi partido, el Partido por la Democracia (PDD), que es un partido progresista, hemos logrado una determinada cuota interna en las candidaturas, pero no es fácil implementarla.  Sobre todo no hemos logrado crear conciencia. De otro lado, no hemos podido establecer las cuotas a nivel de ley, sino que más bien son cuotas voluntarias de los partidos.

iKNOW  Politics: Usted ha mencionado como los partidos políticos en Chile representan un obstáculo para el acceso de las mujeres a los espacios de decisión. ¿Qué habría que hacer para hacerlos más democráticos? 

Creo que nuestros partidos, afrontan una crisis de representatividad muy seria. Y una de sus razones es la falta de democracia interna. Si no hacemos una profunda transformación de los partidos corremos el riesgo de que sean reemplazados por movimientos populistas, de izquierda o de derecha. En Chile, los partidos progresistas todavía no toman conciencia de esta crisis.  

Los partidos en Chile son tremendamente inhóspitos para las mujeres. Inhóspitos, es decir poco acogedores. No hay un convencimiento profundo, una adhesión teórica y vivencial, de parte de dirigentes y militantes varones en relación a la importancia de la participación de las mujeres. Lo aceptan formalmente, es lo “políticamente correcto”, pero a la hora de implementarlo lo eluden de diversas maneras. Las cuotas se han transformado en “cuotas del parentesco”, incluso en los partidos progresistas. En estas condiciones, una militante partidaria no tiene mucha motivación en términos de poder llegar a ser representante. Muchas veces hay que apelar a las trayectorias previas más que a la trayectoria en el partido.  

iKNOW  Politics: En su opinión, ¿cuáles son los logros más importantes del gobierno de la presidenta Bachelet en favor de la participación política de las mujeres? 

Creo que el primer logro es la misma elección de Michelle como presidenta. El hecho de que haya habido una presidenta ha cambiado el imaginario de las mujeres, de las y los jóvenes, de las niñas y los niños. Ahora las niñas saben que pueden ser presidentas, diputadas, alcaldesas, etc. Sin embargo, no pudimos sacar adelante la ley de cuotas. La Presidenta presentó uno, nosotras teníamos otro, pero no prosperamos. Y las dificultades venían de la Concertación, no sólo de la derecha.

De hecho ella tuvo muchas dificultades en los dos primeros años de su gobierno. Incluso dirigentes de la Concertación cuestionaban su liderazgo, mira ahora ella está dejando el Gobierno con una aprobación superior al 80%. Sin embargo, esa adhesión y reconocimiento no se transforma en mayor presencia política de las mujeres por la cultura política imperante y las múltiples trabas al interior de los partidos.    

iKNOW  Politics: Ha mencionado trabas más bien estructurales. Sabemos que los marcos normativos ayudan pero lo decisivo es la transformación de la mentalidad en la sociedad. ¿Qué nos puede comentar al respecto?

En Chile la sociedad es mucho más progresista y abierta a las mujeres que los partidos políticos. El gran escollo en mi país son los partidos políticos. Hay estudios que constatan que las mujeres candidatas al parlamento tenemos más elegibilidad que los hombres. Como señalé antes, Michelle no llegó a ser presidenta por los partidos, sino porque la ciudadanía la eligió. La ciudadanía no tiene prejuicios, la ciudadanía nos elige. Ni siquiera por pragmatismo se les ocurre, a los partidos, pensar que les iría mejor en las elecciones si tuviesen más candidatas mujeres. 

iKNOW  Politics: ¿Qué sería necesario para que cambien?

Lo fundamental es seguir luchando. Lamentablemente, muchas de las organizaciones de mujeres de la sociedad civil no están interesadas en participar en la lucha por mayor inclusión de las mujeres en los partidos políticos. Lo sienten ajeno, incluso antagónico. El asunto es complejo. Sin embargo, el cambio llegará. Los partidos políticos no pueden ser tan ajenos a lo que la ciudadanía quiere, y la sociedad nos quiere como dirigentas, como diputadas, como alcaldesas. Actualmente la llave para eso la tienen los partidos, pero se irán dando cuenta de la importancia de cambiar, aunque les cueste mucho. Hay que trabajar con los líderes, como hicimos con el ex presidente Lagos.  

iKNOW  Politics: Muy interesante, pasando a otro tema: ¿Cuál ha sido su experiencia del trabajo en redes, las alianzas internacionales? ¿Qué opina usted de estos espacios?

Yo diría que las redes internacionales son muy importantes, particularmente para intercambiar experiencias. En general las alianzas son claves. En Chile nos ha costado mucho establecer “complicidades” entre las mujeres presentes en el Parlamento para sacar adelante una agenda de género. Fue muy difícil al principio, salíamos de la dictadura y las diferencias entre la derecha y nosotras eran muy profundas. Poco a poco las cosas han cambiado, mujeres de derecha también respaldan algunos aspectos de la agenda de género, sobre todo las que tienen que ver con asuntos familiares: las pensiones alimenticias, los derechos en relación con las niñas y niños, etc. Otros temas no, por ejemplo la ley del divorcio, que ya tenemos diez años discutiéndola. En relación a la ley de cuotas comienzan a verse cambios, hay mujeres de derecha que la apoyan. Obviamente, en el tema de los derechos sexuales y reproductivos hay un abismo entre ellas y nosotras. No llegamos a tener una bancada de mujeres como en otros países. Aquí la derecha es muy conservadora, comienzan a aparecer algunas mujeres más progresistas en los partidos de derecha, pero les va a costar ganar terreno en sus partidos.  

iKNOW  Politics:  ¿Qué sugerencias les daría a las mujeres jóvenes que quisieran entrar en política, pero lo ven como algo muy difícil de lograr?

Bueno, con la descripción que le hacía de los partidos, las mujeres jóvenes en Chile no tienen muchos deseos de participar.  

iKNOW  Politics: ¿Cómo se pude entonces renovar liderazgos políticos en Chile? 

Es complejo, no depende únicamente de la voluntad de las jóvenes. Nosotras estamos haciendo un esfuerzo para abrirles camino, pero tienen que tener una enorme resistencia, una enorme voluntad, para poder superar todos los obstáculos que encuentran en los partidos políticos.  

Desde una organización de mujeres hemos trabajado en función de colocar propuestas de candidatas para cargos políticos fundamentales. Se hizo un trabajo muy interesante de presentar currículos muy sólidos para así refutar el prejuicio de que no hay mujeres capacitadas para la función pública. Era decirles: “miren, aquí tienen diez mujeres que podrían ejercer este cargo”. Sea en algún servicio público, o en algún vice-ministerio o incluso ministerio. Y de esta manera, al acceder a algún puesto de gobierno, las mujeres ganaban visibilidad y reconocimiento con lo que más adelante podrían competir como candidatas. La presidenta hizo algo notable con la paridad en su gabinete, incluyendo ministras que han hecho una gran labor y se han visibilizado ante el país, ante su propio partido. Michelle tuvo que dar una lucha tremenda para poder hacer un gobierno paritario. A pesar de lo que le decían los partidos, ella encontró mujeres capaces que el día de mañana podrán ser parlamentarias. Este es un camino duro, lidiar en los partidos es muy difícil, es una cosa tremenda. Chile es un país tremendamente machista, sobre todo los partidos políticos a pesar que aparentamos ser un país muy moderno.

 

 

 

Día de la entrevista
Región
ex alcaldesa de Conchalí, diputada reelegida por cinco periodos consecutivos (1994-2014), miembro de las comisiones permanentes de Educación, Cultura, Deportes y Recreación y de Familia, Cámara de Diputados de Chile

“En Chile la sociedad es mucho más progresista y abierta a las mujeres que los partidos políticos. El gran escollo en mi país son los partidos políticos. Hay estudios que constatan que las mujeres candidatas al parlamento tenemos más elegibilidad que los hombres. Como señalé antes, Michelle no llegó a ser presidenta por los partidos, sino porque la ciudadanía la eligió. La ciudadanía no tiene prejuicios, la ciudadanía nos elige”. - María Antonieta Saa

iKNOW  Politics:  Usted tiene una trayectoria política extensa y muy valiosa, ¿podría contarnos algo de la misma, en particular lo que ha conllevado el hecho de ser mujer?

Yo estoy en política desde los años setenta y en la lucha social desde la secundaria. Buena parte de mi experiencia está vinculada a la dictadura de Pinochet (1973-1990), a la resistencia contra ella. En esos años, el copamiento que hacía la dictadura de los espacios políticos, aunque parezca paradójico, nos obligó a empoderarnos como mujeres.  Fue una experiencia muy rica, nos permitió crear un sujeto político mujer fuerte ante la ausencia de los partidos políticos. Eso nos permitió levantar una plataforma de mujeres que sería luego incluida en los programas de los gobiernos democráticos. Ese es el origen del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), creado por ley. Ya en democracia, fui nombrada la primera alcaldesa de Conchalí (1990) por el Presidente Patricio Aylwin (no teníamos todavía elección directa de las autoridades municipales), y posteriormente fui elegida parlamentaria. 

¿Qué ha conllevado ser mujer? Ventajas y desventajas, diría yo. Ante la sociedad tenemos una imagen positiva. La gente nos elige, confía en nosotras, por el trabajo y por la honestidad. El problema son las relaciones al interior de los partidos políticos, la valoración que puedan hacer los gobiernos, la forma como nos tratan los medios. La prensa tiene un trato distinto con las mujeres, es menos tolerante con nosotras que con los  hombres políticos, una nota la diferencia ahí.    

iKNOW  Politics: Mencionó el rol de las mujeres durante la dictadura, le pregunto ahora por el rol de las mujeres y sus organizaciones en el proceso posterior, la transición y la democracia. ¿Cómo se hado el proceso que lleva hasta la elección de Michelle Bachelet como primera presidenta de Chile (2006-2010)? 

Tal como mencioné anteriormente, bajo la dictadura las mujeres nos transformamos en un sujeto social y político que tuvo un lugar destacado en la lucha por la democracia. Nuestras demandas fueron acogidas como demandas específicas y logramos establecer una agenda. Tuvimos una gran visibilidad en la oposición a la dictadura con el lema: “democracia en el país y en la casa”. Con los gobiernos democráticos la agenda se hizo un programa. Se pusieron en marcha políticas en relación con los derechos de las mujeres, la discriminación, la igualdad, etc.   

En el terreno de la representación política tuvimos mayores limitaciones. A pesar que lo planteamos al primer gobierno democrático, no hubo ninguna mujer en el primer gabinete. Yo fui la única mujer nombrada alcaldesa y apenas si hubo una vice-ministra de Vivienda. Luego vino la creación del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) como ministerio con una mujer al frente.  

Lo que sucedió es que el movimiento de mujeres, muy visible bajo la dictadura, perdió terreno cuando reaparecieron los partidos políticos. Entonces algunas decidimos pasar a las estructuras más políticas, entendiendo que si no estábamos en los partidos no podríamos sacar adelante nuestra agenda. Y esto generó tensiones y desencuentros con los movimientos de mujeres propiamente dichos.  

¿Cómo fue lo de Michelle Bachelet? Quienes entramos al mundo de la política partidaria luchamos por una mayor visibilidad y por ampliar la representación de la mujer en los espacios oficiales. Cuando le planteamos al Presidente Lagos (2002-2006) que debía tener ministras, él se comprometió a tener cinco ministras mujeres. Cumplió su palabra, y dentro de esas cinco ministras hubieron dos que tuvieron una alta adhesión ciudadana: Michelle Bachelet, ministra de Salud (2000-2002) y posteriormente de Defensa Nacional (2002-2004), y Soledad Alvear, que venía del primer gobierno democrático como ministra del SERNAM (1991-1994) y después de Justicia (1994-1999), y que sería Canciller del gobierno de Lagos (2000-2004). Las dos fueron precandidatas presidenciales, eligiendo la Concertación como su candidata a Michelle Bachelet. Esto no fue un acuerdo entre los partidos de la Concertación sino más bien una elección ciudadana expresada a través de encuestas y consultas. Si Michelle no hubiera tenido la visibilidad que tuvo como ministra y la adhesión ciudadana que generó su gestión, no hubiera sido presidenta, los partidos no la habrían elegido. 

iKNOW  Politics: Muchos analistas afirman que los gobiernos locales deberían ser espacios privilegiados de participación política de la mujer, lo que contrasta con la realidad (apenas un 10% de alcaldesas en la región frente a un 21% de parlamentarias). Usted que ha tenido ambas experiencias ¿qué diferencias encuentra entre ellas, qué lecciones saca de su participación como alcaldesa? 

Mi experiencia en la alcaldía fue maravillosa. Estuve entre 1990 y 1992, y con un Consejo heredado de la dictadura, “corporativo”, con presencia de empresarios, de juntas de vecinos, etc. Los municipios no tenían el desarrollo que tienen hoy, sin embargo fue una experiencia muy rica de cercanía con la gente, de oportunidades de cosas por hacer. En esa época tuve una entrevista con el Presidente de la República, y le dije: “Mire presidente, yo soy la presidenta de 500,000 personas”. Así me sentía, a pesar de que no teníamos los recursos que hoy tiene la alcaldía. Chile es un país extremadamente presidencialista y en los municipios se sigue el mismo esquema, la alcaldesa y el alcalde tienen mucho poder frente al Consejo. 

¿Qué pasa con las elecciones? Bueno ahí viene el mismo problema. En los cargos políticos es muy difícil que las mujeres lleguen por los impedimentos que hay en los partidos, por la cultura machista de los mismos. La sociedad nos elige, el problema es llegar a ser candidata de los partidos. El cargo a alcaldesa es unipersonal, las y los candidatos son de una alianza, de una coalición política. Hasta que no logremos realmente traspasar la barrera de los partidos políticos, será difícil que hayan  alcaldesas, esa es la experiencia nuestra en Chile.  En mi partido, el Partido por la Democracia (PDD), que es un partido progresista, hemos logrado una determinada cuota interna en las candidaturas, pero no es fácil implementarla.  Sobre todo no hemos logrado crear conciencia. De otro lado, no hemos podido establecer las cuotas a nivel de ley, sino que más bien son cuotas voluntarias de los partidos.

iKNOW  Politics: Usted ha mencionado como los partidos políticos en Chile representan un obstáculo para el acceso de las mujeres a los espacios de decisión. ¿Qué habría que hacer para hacerlos más democráticos? 

Creo que nuestros partidos, afrontan una crisis de representatividad muy seria. Y una de sus razones es la falta de democracia interna. Si no hacemos una profunda transformación de los partidos corremos el riesgo de que sean reemplazados por movimientos populistas, de izquierda o de derecha. En Chile, los partidos progresistas todavía no toman conciencia de esta crisis.  

Los partidos en Chile son tremendamente inhóspitos para las mujeres. Inhóspitos, es decir poco acogedores. No hay un convencimiento profundo, una adhesión teórica y vivencial, de parte de dirigentes y militantes varones en relación a la importancia de la participación de las mujeres. Lo aceptan formalmente, es lo “políticamente correcto”, pero a la hora de implementarlo lo eluden de diversas maneras. Las cuotas se han transformado en “cuotas del parentesco”, incluso en los partidos progresistas. En estas condiciones, una militante partidaria no tiene mucha motivación en términos de poder llegar a ser representante. Muchas veces hay que apelar a las trayectorias previas más que a la trayectoria en el partido.  

iKNOW  Politics: En su opinión, ¿cuáles son los logros más importantes del gobierno de la presidenta Bachelet en favor de la participación política de las mujeres? 

Creo que el primer logro es la misma elección de Michelle como presidenta. El hecho de que haya habido una presidenta ha cambiado el imaginario de las mujeres, de las y los jóvenes, de las niñas y los niños. Ahora las niñas saben que pueden ser presidentas, diputadas, alcaldesas, etc. Sin embargo, no pudimos sacar adelante la ley de cuotas. La Presidenta presentó uno, nosotras teníamos otro, pero no prosperamos. Y las dificultades venían de la Concertación, no sólo de la derecha.

De hecho ella tuvo muchas dificultades en los dos primeros años de su gobierno. Incluso dirigentes de la Concertación cuestionaban su liderazgo, mira ahora ella está dejando el Gobierno con una aprobación superior al 80%. Sin embargo, esa adhesión y reconocimiento no se transforma en mayor presencia política de las mujeres por la cultura política imperante y las múltiples trabas al interior de los partidos.    

iKNOW  Politics: Ha mencionado trabas más bien estructurales. Sabemos que los marcos normativos ayudan pero lo decisivo es la transformación de la mentalidad en la sociedad. ¿Qué nos puede comentar al respecto?

En Chile la sociedad es mucho más progresista y abierta a las mujeres que los partidos políticos. El gran escollo en mi país son los partidos políticos. Hay estudios que constatan que las mujeres candidatas al parlamento tenemos más elegibilidad que los hombres. Como señalé antes, Michelle no llegó a ser presidenta por los partidos, sino porque la ciudadanía la eligió. La ciudadanía no tiene prejuicios, la ciudadanía nos elige. Ni siquiera por pragmatismo se les ocurre, a los partidos, pensar que les iría mejor en las elecciones si tuviesen más candidatas mujeres. 

iKNOW  Politics: ¿Qué sería necesario para que cambien?

Lo fundamental es seguir luchando. Lamentablemente, muchas de las organizaciones de mujeres de la sociedad civil no están interesadas en participar en la lucha por mayor inclusión de las mujeres en los partidos políticos. Lo sienten ajeno, incluso antagónico. El asunto es complejo. Sin embargo, el cambio llegará. Los partidos políticos no pueden ser tan ajenos a lo que la ciudadanía quiere, y la sociedad nos quiere como dirigentas, como diputadas, como alcaldesas. Actualmente la llave para eso la tienen los partidos, pero se irán dando cuenta de la importancia de cambiar, aunque les cueste mucho. Hay que trabajar con los líderes, como hicimos con el ex presidente Lagos.  

iKNOW  Politics: Muy interesante, pasando a otro tema: ¿Cuál ha sido su experiencia del trabajo en redes, las alianzas internacionales? ¿Qué opina usted de estos espacios?

Yo diría que las redes internacionales son muy importantes, particularmente para intercambiar experiencias. En general las alianzas son claves. En Chile nos ha costado mucho establecer “complicidades” entre las mujeres presentes en el Parlamento para sacar adelante una agenda de género. Fue muy difícil al principio, salíamos de la dictadura y las diferencias entre la derecha y nosotras eran muy profundas. Poco a poco las cosas han cambiado, mujeres de derecha también respaldan algunos aspectos de la agenda de género, sobre todo las que tienen que ver con asuntos familiares: las pensiones alimenticias, los derechos en relación con las niñas y niños, etc. Otros temas no, por ejemplo la ley del divorcio, que ya tenemos diez años discutiéndola. En relación a la ley de cuotas comienzan a verse cambios, hay mujeres de derecha que la apoyan. Obviamente, en el tema de los derechos sexuales y reproductivos hay un abismo entre ellas y nosotras. No llegamos a tener una bancada de mujeres como en otros países. Aquí la derecha es muy conservadora, comienzan a aparecer algunas mujeres más progresistas en los partidos de derecha, pero les va a costar ganar terreno en sus partidos.  

iKNOW  Politics:  ¿Qué sugerencias les daría a las mujeres jóvenes que quisieran entrar en política, pero lo ven como algo muy difícil de lograr?

Bueno, con la descripción que le hacía de los partidos, las mujeres jóvenes en Chile no tienen muchos deseos de participar.  

iKNOW  Politics: ¿Cómo se pude entonces renovar liderazgos políticos en Chile? 

Es complejo, no depende únicamente de la voluntad de las jóvenes. Nosotras estamos haciendo un esfuerzo para abrirles camino, pero tienen que tener una enorme resistencia, una enorme voluntad, para poder superar todos los obstáculos que encuentran en los partidos políticos.  

Desde una organización de mujeres hemos trabajado en función de colocar propuestas de candidatas para cargos políticos fundamentales. Se hizo un trabajo muy interesante de presentar currículos muy sólidos para así refutar el prejuicio de que no hay mujeres capacitadas para la función pública. Era decirles: “miren, aquí tienen diez mujeres que podrían ejercer este cargo”. Sea en algún servicio público, o en algún vice-ministerio o incluso ministerio. Y de esta manera, al acceder a algún puesto de gobierno, las mujeres ganaban visibilidad y reconocimiento con lo que más adelante podrían competir como candidatas. La presidenta hizo algo notable con la paridad en su gabinete, incluyendo ministras que han hecho una gran labor y se han visibilizado ante el país, ante su propio partido. Michelle tuvo que dar una lucha tremenda para poder hacer un gobierno paritario. A pesar de lo que le decían los partidos, ella encontró mujeres capaces que el día de mañana podrán ser parlamentarias. Este es un camino duro, lidiar en los partidos es muy difícil, es una cosa tremenda. Chile es un país tremendamente machista, sobre todo los partidos políticos a pesar que aparentamos ser un país muy moderno.

 

 

 

Día de la entrevista
Región
ex alcaldesa de Conchalí, diputada reelegida por cinco periodos consecutivos (1994-2014), miembro de las comisiones permanentes de Educación, Cultura, Deportes y Recreación y de Familia, Cámara de Diputados de Chile