Alejandra Vigo
iKNOW Politics: ¿Cuándo empezó y qué la inspiró a participar en política? ¿Qué oportunidades y obstáculos ha encontrado en la política como mujer?
Me inicié en el mundo de la política principalmente a través de la lucha por los derechos de las mujeres, a partir de una organización social que creamos junto con un grupo de mujeres en Córdoba, Argentina. Y a partir de ahí, siempre tuve una militancia muy constante. Me interesa mucho la política porque sigo creyendo que es la mejor manera de cambiar. Considero que a partir de nuestro empoderamiento en la política, las mujeres podemos adquirir mayor protagonismo en otros campos de la vida ciudadana.
Yo militaba en el Partido Justicialista de la provincia de Córdoba, al que ingresé a partir de esa militancia social que ya tenía. Y en algún momento, tuve la oportunidad de integrar alguna de las listas del movimiento y fui elegida diputada provincial. Posteriormente, fui diputada constituyente de Córdoba, cuando se reformuló el sistema político de la provincia. Luego de la modificatoria del sistema, estuve otros años más como legisladora y tuve la posibilidad de ser funcionaria del Estado en el último gobierno provincial, durante cuatro años. Es decir, mi paso por la política fue diferente en cada situación.
En todas estas acciones, siempre me encontré con muchas dificultades. ¿Por qué con muchas dificultades? Porque para las mujeres no es lo mismo participar en política o ser parte del poder político pensando quizá, si se me permite el término, pensando como los varones. A mí me costó mucho porque creo que lo primero es hacer entender el porqué las mujeres peleamos por estos espacios, y a partir de ahí tenemos que ocuparlos.
En el caso de nuestra provincia, hemos logrado muchos avances de los que yo he formado parte, así que me parece que todo el trabajo que me pude haber planteado alguna vez se fue realizando. En nuestra provincia, tenemos la representación igualitaria en la legislatura provincial, en los cargos políticos de los partidos, los cargos de los jueces provinciales. Compartimos estos cargos con los varones en un porcentaje de 50 y 50.
Las dificultades surgen porque se considera que para las mujeres está bueno esto de pelear en la política y pelear por nuestros espacios políticos, pero en tanto no peleemos el poder político. Entonces, a partir de ahí surgen las dificultades y siempre se nos plantea la necesidad no solamente de concientizar, sino de acordar con los varones para que las mujeres podamos tener un espacio igualitario en la política.
Para mí todo esto ha representado un camino lento y largo. Respecto a los resultados, puedo decir que soy una mujer a la que le interesa la política, que trabaja en política de manera independiente. Creo que lo mejor que nos puede pasar es justamente esto. A veces, dependemos de algunos esquemas que a mí me parece que son demasiados varoniles, y cuando las mujeres adoptamos esos mismos criterios que tienen los varones para actuar en política, vamos para atrás y no para adelante.
Nuestra provincia —y particularmente la ciudad de Córdoba, que es su capital— es una provincia mediterránea de Argentina, que ha sido cuna o territorio de movimientos importantes. La universidad ha sido cuna de grandes movimientos políticos en la Argentina, como fue el Cordobazo, que permitió el derrocamiento posterior de la dictadura de Juan Carlos Onganía en 1969 y todo ese proceso político que vivió el país. Obviamente, Córdoba fue una de las provincias más castigadas en el último proceso militar. Es un polo industrial importante y productivo, y por tanto tiene una gran presencia del movimiento obrero.
Las mujeres hoy también tienen un importante protagonismo. Por supuesto, siempre con el límite de ser secretarias generales de los gremios o titulares de los gremios, pero participan bastante en las organizaciones gremiales. De hecho, la ley en cuya elaboración y promoción participé ha permitido que las mujeres ocupemos el 50% de esos cargos, tanto en las organizaciones gremiales, reitero, como en las organizaciones políticas y en la representatividad, que es lo más importante.
Porque, insisto en esto, me parece que mientras más mujeres haya en la política, hay más posibilidades de transparentar esa política, porque creo que la gente sigue pensando que las mujeres somos menos corruptas.
En cuanto a cuál fue mi fuente de inspiración, sin lugar a dudas, como para la mayoría de las argentinas —y en eso no soy una excepción—, fue Eva Perón. Creo que Eva Perón, sin proponérselo, sin tener una ideología clara en ese tema, fue la primera gran feminista argentina. La historia de las mujeres argentinas se divide en un antes y después de Evita, y creo que están vigentes sus políticas, sobre todo en el campo de los derechos políticos. Por eso milito donde milito, y en la provincia sigo trabajando desde ese pensamiento político: el peronismo, el justicialismo.
Me parece que entre los factores que determinan que las mujeres podamos participar en política uno importante es resolver aspectos que para los hombres no son tan necesarios. Las mujeres que queremos participar en política tenemos un horario diferente porque necesitamos resolver hasta cuestiones domésticas. Por eso el horario es tan distinto y la manera de hacer política es tan distinta. Yo traté de conciliar mi mundo público con el privado, e inclusive traté de institucionalizarlo. Actualmente, sigo trabajando en una organización social que va planteando esos aspectos y promoviendo todos aquellos proyectos, aquellas políticas de Estado que permitan a las mujeres posicionarse cada vez más. Porque, insisto, la política sigue siendo, sobre todo para las mujeres, el instrumento, la herramienta de cambio fundamental.
iKNOW Politics: Cristina Fernández de Kirchner ha sido reelegida como presidenta en Argentina ¿Qué ha significado esto para el movimiento de mujeres, pero especialmente para las mujeres interesadas en acceder a la política? ¿Ha sido beneficioso?
Personalmente, creo que es un gran avance que tengamos una presidenta mujer elegida por el voto de las y los argentinos en un marco constitucional. Pero específicamente en materia de derechos de las mujeres, me parece que ha habido pocos avances, o a lo mejor la expectativa era mayor justamente por el hecho de que íbamos a tener una presidenta mujer.
Me parece que a la luz de las diferencias, de los niveles de satisfacción que las y los ciudadanos debemos tener sobre quien nos gobierna, creo que, en muchos casos, a la presidenta se la juzga porque es mujer. Yo no comparto con ella un sinnúmero de medidas que toma en la Argentina; diría que, hoy por hoy, es menos lo que me une a ella que aquello que comparto. Pero también debo decir, objetivamente, que a la presidenta se le perdonan menos cosas por el hecho de que es mujer. Y creo que eso es una barrera que hay que romper.
El problema es que esa barrera no se romperá mientras se siga actuando con esta óptica masculina de la política a la que me he referido. Hay que recordar que los varones siempre han sido los amos y señores del poder político y eso, de alguna manera, todavía tiene sus coletazos y sus implicancias.
Me gustaría que aprovecháramos mejor esta coyuntura de tener a una mujer como presidenta para desarrollar más políticas, pero considero que está siendo al revés. No hay instancias claras ni definidas ni muy visibles donde se puedan elaborar políticas. Creo que se les ha dado prioridad a otros sectores, lo que me parece importante porque se está modernizando la institucionalidad de la Argentina y se están promulgando muchas leyes que le hacen falta al país. Pero la verdad es que, aunque las mujeres seguimos siendo la mayoría, se ha legislado poco para nosotras y, en consecuencia, se ha hecho poco para aprovechar que hoy tenemos a una figura femenina en el poder supremo.
Pero bueno, insisto en que todavía es difícil aceptar, ver y acompañar a una mujer que tenga poder. Creo que así como existe todavía la violencia domestica, cuya víctima principal es la mujer, en política la principal víctima de la violencia sigue siendo la mujer. Contra eso hay que batallar. En un país con una importante tradición relacionada con la mujer a partir de Eva Perón e inclusive antes —porque en algunas provincias argentinas, como en la que yo nací, la ley del voto femenino se dio bastante tiempo atrás—, el hecho de tener una presidenta se podría haber aprovechado más.
También es cierto que cuando las mujeres llegamos al poder, siempre se espera que nos dediquemos solamente al tema de las mujeres, lo cual no es bueno.
Celebro que en América Latina hayamos tenido en general una presencia fuerte de mujeres, con Bachelet en Chile, con la actual presidenta del Brasil, que más allá de las diferencias de aceptación popular, está demostrando a todas luces que tiene la misma capacidad que tenía el presidente Lula u otros presidentes de su país. Así que creo que se ha avanzado rápidamente con la presencia de las mujeres en América Latina, para no mencionar, por supuesto, algunos otros ejemplos de Europa.
iKNOW Politics: El espacio municipal debería concentrar a más mujeres en cargos de representación por ser el espacio más vinculado a ellas, donde tienen mayores posibilidades de sobresalir. Sin embargo, según las estadísticas, el número de mujeres que alcanzan cargos en el ámbito municipal es muy bajo en relación con los espacios parlamentarios y ejecutivos. ¿Por qué cree que ocurre este fenómeno?
Yo creo que es parte del fenómeno del que hablábamos, que es la dificultad que enfrenta la mujer en los cargos donde realmente se decide la política. En el caso del municipio, es el poder más cercano a la ciudadanía y son menos las mujeres que acceden a esos cargos.
En el caso de Córdoba, las concejalas contamos con un cupo, pero es mucho más limitado que el que tenemos en la representación provincial, que es del 30%, lo que quiere decir que cada tres lugares debe estar una mujer. Eso es en el ámbito legislativo, pero en la municipalidad, que es el espacio concreto donde se generan las políticas en la ciudad, las mujeres no estamos. Creo que se mantiene esa idea solapada de que son los varones los que tienen que decidir sobre esas políticas. En el municipio se abordan cuestiones absolutamente concretas para las y los vecinos, desde el arreglo de la calle hasta la luminaria, pero al parecer se interpreta que las mujeres no tenemos la capacidad ni la experiencia para hacernos cargo de eso.
Pero bueno, me parece que no está dicha la última palabra en eso. Creo que tenemos menos intendentas o menos alcaldesas mujeres que en el caso de otros espacios de poder. En el mundo sí se observa que las mujeres han llegado a los primeros espacios —desde Merkel en Alemania, en Finlandia, en la Argentina, en el Brasil, en Chile—, lo cual no coincide con lo que sucede en el nivel municipal. Sin embargo, eso también depende de lo que nosotros podamos promover, porque, evidentemente, las mujeres votan por los alcaldes o las alcaldesas. En nuestro caso, somos más del 50%, lo que quiere decir que las mujeres también deciden que otras mujeres no se puedan hacer cargo de esos espacios.
Me parece que hay que trabajar mucho, porque si existe un lugar ideal para que la mujer lleve adelante políticas concretas, este es el municipio. No hay espacio de poder capaz de impulsar políticas dirigidas exclusivamente hacia las mujeres que los municipios, porque las mujeres somos las principales usuarias del servicio, las principales consumidoras. Las mujeres somos quienes estamos en contacto más directo con los servicios municipales, así que me parece que hay que batallar mucho sobre eso.
Por eso, en mi caso particular, creo que fue muy bueno asumir el cargo de concejal. Yo fui candidata a viceintendenta en una fórmula, en la ciudad de Córdoba, y por carta orgánica, las personas que ocupan los cargos de intendenta y viceintendenta son las primeras concejalas. Por eso logramos estar ahí, pero es importante asumir, porque a partir de ahí hay que ir batallando. Nosotros, siendo un bloque de la oposición —ni siquiera un bloque mayoritario—, en el proceso deliberante de la ciudad de Córdoba hemos logrado constituir, entre las comisiones legislativas, la Comisión de Igualdad de Género para ir trabajando en estas políticas en concreto. De modo que esto constituye todo un gran desafío, porque me parece que es así, que el municipio es donde más tenemos que estar, donde podemos ser más capaces de elaborar políticas, y resulta un contrasentido que sea el espacio donde menos estamos.
iKNOW Politics: ¿Qué significado han tenido en su carrera política las redes, las alianzas? Hago esta pregunta en el marco del trabajo de iKNOW Politics, que es una red de redes. ¿En su trabajo político han hecho uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)?
Sin duda, las TIC han constituido una gran revolución en el mundo. Es fundamental el hecho de que, por ejemplo, podamos ver qué está pasando con las concejalas de Bolivia, que sufrieron tanta violencia, o que podamos comunicarnos con los grandes polos de desarrollo, donde quizá las mujeres que participan en política estén discutiendo sobre otros ejes. Creo que casi resulta imposible mirar para atrás y recordar las épocas en que no teníamos acceso a las comunicaciones, a los sistemas informáticos, a la comunicación en red, ¡es como si nunca hubiéramos estado en esa situación! De modo que creo que es fundamental cada red que se pueda constituir en torno a las acciones de las mujeres en política.
Por eso celebro la constitución de estas redes y celebro que haya una actividad tan permanente y tan dinámica. Celebro también que haya organismos como la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM), que nos permiten interactuar entre organismos de distintas redes. Creo que en este campo vamos a tener grandes avances, sin lugar a dudas por esta nueva presencia de las redes comunicacionales en el mundo.
iKNOW Politics: ¿Qué legado le gustaría dejar a las mujeres que quieren participar en un ámbito tan difícil como la política a nivel del gobierno local?
Me gustaría institucionalizar los ámbitos específicos para trabajar las políticas públicas y las políticas de Estado dirigidas hacia las mujeres, a todo lo que esté circunscrito a la figura de las mujeres. Hoy las mujeres somos sujeto de derechos, y de diferentes derechos. Entonces, creo que ese sería el legado más importante.
Este interés se debe, quizá, a que, en mi caso particular, he trabajado mucho en los últimos cuatro años y he comprobado que seguimos siendo víctimas, por lo menos en nuestro país, de que cada nuevo gobierno que empieza su mandato considera que debe refundar ciertas políticas. Y en el caso de las mujeres, cada paso que damos hay que plantarlo y hay que clavarlo con mucha firmeza.
Entonces, me parece necesario institucionalizar las políticas públicas, hacer que figuren en las constituciones provinciales, en las cartas orgánicas municipales. Debe existir un ámbito especifico para la elaboración política del Estado en todos sus aspectos, en el cual, obviamente, estén incluidas las políticas referentes a las mujeres. Creo que eso sería un gran avance que me parece que está faltando, y creo que es ahí donde debemos apuntar quienes actuamos en política, a institucionalizar estos espacios.
Nosotros hemos trabajado desde la provincia. Inclusive, Córdoba ha sido sede del último encuentro de la UIM en agendas locales de género. Pudimos promover esa reunión tan importante porque había mujeres que, en este caso desde el poder político, teníamos claro ese tema. Entonces, la declaración de Córdoba permitió ver esto: la necesidad de que las mujeres en política trabajemos para institucionalizar este aspecto. Que no quede, simplemente, en una cuestión de que este gobierno pueda desarrollar tal o cual política activa, sino que debe institucionalizarse, porque las mujeres —y en general la sociedad, la humanidad— debemos seguir trabajando por la igualdad de la mujer en todos los aspectos, cosa que, de hecho, no sucede. Sobre el tema de las mujeres, todavía hay pendientes cuestiones referentes a su salud, sus derechos habitacionales, los recursos que hay que ofrecerles para que puedan conciliar lo público con lo privado, la erradicación de la violencia familiar y tantos otros temas de los que hemos estado conversando.
Me parece que es importante que estas medidas se tomen a partir de la decisión de los poderes políticos, a partir de políticas activas, de políticas de Estado. Y es necesario que todo eso quede constituido, que no dependa de la voluntad de ningún gobernante que vaya modificando las medidas. Creo que uno de los grandes defectos que tenemos en América Latina es que cada autoridad que llega al poder quiere refundarlo todo. Entonces, lo trabajado durante una etapa a veces queda atrás, queda oculto y pasan cuatro años o pasan diez años más. Y por ello no podemos planificar, pues cada avance que se obtiene corre el riesgo de perderse.
Para superar esto, hay que trabajar en la formación no solamente de las mujeres, sino de los líderes políticos en general. Ellos deben comprender que estas medidas tienen que quedar establecidas en las constituciones nacionales de los países, en las constituciones provinciales de los Estados y en las cartas orgánicas municipales.
iKNOW Politics: ¿Cuándo empezó y qué la inspiró a participar en política? ¿Qué oportunidades y obstáculos ha encontrado en la política como mujer?
Me inicié en el mundo de la política principalmente a través de la lucha por los derechos de las mujeres, a partir de una organización social que creamos junto con un grupo de mujeres en Córdoba, Argentina. Y a partir de ahí, siempre tuve una militancia muy constante. Me interesa mucho la política porque sigo creyendo que es la mejor manera de cambiar. Considero que a partir de nuestro empoderamiento en la política, las mujeres podemos adquirir mayor protagonismo en otros campos de la vida ciudadana.
Yo militaba en el Partido Justicialista de la provincia de Córdoba, al que ingresé a partir de esa militancia social que ya tenía. Y en algún momento, tuve la oportunidad de integrar alguna de las listas del movimiento y fui elegida diputada provincial. Posteriormente, fui diputada constituyente de Córdoba, cuando se reformuló el sistema político de la provincia. Luego de la modificatoria del sistema, estuve otros años más como legisladora y tuve la posibilidad de ser funcionaria del Estado en el último gobierno provincial, durante cuatro años. Es decir, mi paso por la política fue diferente en cada situación.
En todas estas acciones, siempre me encontré con muchas dificultades. ¿Por qué con muchas dificultades? Porque para las mujeres no es lo mismo participar en política o ser parte del poder político pensando quizá, si se me permite el término, pensando como los varones. A mí me costó mucho porque creo que lo primero es hacer entender el porqué las mujeres peleamos por estos espacios, y a partir de ahí tenemos que ocuparlos.
En el caso de nuestra provincia, hemos logrado muchos avances de los que yo he formado parte, así que me parece que todo el trabajo que me pude haber planteado alguna vez se fue realizando. En nuestra provincia, tenemos la representación igualitaria en la legislatura provincial, en los cargos políticos de los partidos, los cargos de los jueces provinciales. Compartimos estos cargos con los varones en un porcentaje de 50 y 50.
Las dificultades surgen porque se considera que para las mujeres está bueno esto de pelear en la política y pelear por nuestros espacios políticos, pero en tanto no peleemos el poder político. Entonces, a partir de ahí surgen las dificultades y siempre se nos plantea la necesidad no solamente de concientizar, sino de acordar con los varones para que las mujeres podamos tener un espacio igualitario en la política.
Para mí todo esto ha representado un camino lento y largo. Respecto a los resultados, puedo decir que soy una mujer a la que le interesa la política, que trabaja en política de manera independiente. Creo que lo mejor que nos puede pasar es justamente esto. A veces, dependemos de algunos esquemas que a mí me parece que son demasiados varoniles, y cuando las mujeres adoptamos esos mismos criterios que tienen los varones para actuar en política, vamos para atrás y no para adelante.
Nuestra provincia —y particularmente la ciudad de Córdoba, que es su capital— es una provincia mediterránea de Argentina, que ha sido cuna o territorio de movimientos importantes. La universidad ha sido cuna de grandes movimientos políticos en la Argentina, como fue el Cordobazo, que permitió el derrocamiento posterior de la dictadura de Juan Carlos Onganía en 1969 y todo ese proceso político que vivió el país. Obviamente, Córdoba fue una de las provincias más castigadas en el último proceso militar. Es un polo industrial importante y productivo, y por tanto tiene una gran presencia del movimiento obrero.
Las mujeres hoy también tienen un importante protagonismo. Por supuesto, siempre con el límite de ser secretarias generales de los gremios o titulares de los gremios, pero participan bastante en las organizaciones gremiales. De hecho, la ley en cuya elaboración y promoción participé ha permitido que las mujeres ocupemos el 50% de esos cargos, tanto en las organizaciones gremiales, reitero, como en las organizaciones políticas y en la representatividad, que es lo más importante.
Porque, insisto en esto, me parece que mientras más mujeres haya en la política, hay más posibilidades de transparentar esa política, porque creo que la gente sigue pensando que las mujeres somos menos corruptas.
En cuanto a cuál fue mi fuente de inspiración, sin lugar a dudas, como para la mayoría de las argentinas —y en eso no soy una excepción—, fue Eva Perón. Creo que Eva Perón, sin proponérselo, sin tener una ideología clara en ese tema, fue la primera gran feminista argentina. La historia de las mujeres argentinas se divide en un antes y después de Evita, y creo que están vigentes sus políticas, sobre todo en el campo de los derechos políticos. Por eso milito donde milito, y en la provincia sigo trabajando desde ese pensamiento político: el peronismo, el justicialismo.
Me parece que entre los factores que determinan que las mujeres podamos participar en política uno importante es resolver aspectos que para los hombres no son tan necesarios. Las mujeres que queremos participar en política tenemos un horario diferente porque necesitamos resolver hasta cuestiones domésticas. Por eso el horario es tan distinto y la manera de hacer política es tan distinta. Yo traté de conciliar mi mundo público con el privado, e inclusive traté de institucionalizarlo. Actualmente, sigo trabajando en una organización social que va planteando esos aspectos y promoviendo todos aquellos proyectos, aquellas políticas de Estado que permitan a las mujeres posicionarse cada vez más. Porque, insisto, la política sigue siendo, sobre todo para las mujeres, el instrumento, la herramienta de cambio fundamental.
iKNOW Politics: Cristina Fernández de Kirchner ha sido reelegida como presidenta en Argentina ¿Qué ha significado esto para el movimiento de mujeres, pero especialmente para las mujeres interesadas en acceder a la política? ¿Ha sido beneficioso?
Personalmente, creo que es un gran avance que tengamos una presidenta mujer elegida por el voto de las y los argentinos en un marco constitucional. Pero específicamente en materia de derechos de las mujeres, me parece que ha habido pocos avances, o a lo mejor la expectativa era mayor justamente por el hecho de que íbamos a tener una presidenta mujer.
Me parece que a la luz de las diferencias, de los niveles de satisfacción que las y los ciudadanos debemos tener sobre quien nos gobierna, creo que, en muchos casos, a la presidenta se la juzga porque es mujer. Yo no comparto con ella un sinnúmero de medidas que toma en la Argentina; diría que, hoy por hoy, es menos lo que me une a ella que aquello que comparto. Pero también debo decir, objetivamente, que a la presidenta se le perdonan menos cosas por el hecho de que es mujer. Y creo que eso es una barrera que hay que romper.
El problema es que esa barrera no se romperá mientras se siga actuando con esta óptica masculina de la política a la que me he referido. Hay que recordar que los varones siempre han sido los amos y señores del poder político y eso, de alguna manera, todavía tiene sus coletazos y sus implicancias.
Me gustaría que aprovecháramos mejor esta coyuntura de tener a una mujer como presidenta para desarrollar más políticas, pero considero que está siendo al revés. No hay instancias claras ni definidas ni muy visibles donde se puedan elaborar políticas. Creo que se les ha dado prioridad a otros sectores, lo que me parece importante porque se está modernizando la institucionalidad de la Argentina y se están promulgando muchas leyes que le hacen falta al país. Pero la verdad es que, aunque las mujeres seguimos siendo la mayoría, se ha legislado poco para nosotras y, en consecuencia, se ha hecho poco para aprovechar que hoy tenemos a una figura femenina en el poder supremo.
Pero bueno, insisto en que todavía es difícil aceptar, ver y acompañar a una mujer que tenga poder. Creo que así como existe todavía la violencia domestica, cuya víctima principal es la mujer, en política la principal víctima de la violencia sigue siendo la mujer. Contra eso hay que batallar. En un país con una importante tradición relacionada con la mujer a partir de Eva Perón e inclusive antes —porque en algunas provincias argentinas, como en la que yo nací, la ley del voto femenino se dio bastante tiempo atrás—, el hecho de tener una presidenta se podría haber aprovechado más.
También es cierto que cuando las mujeres llegamos al poder, siempre se espera que nos dediquemos solamente al tema de las mujeres, lo cual no es bueno.
Celebro que en América Latina hayamos tenido en general una presencia fuerte de mujeres, con Bachelet en Chile, con la actual presidenta del Brasil, que más allá de las diferencias de aceptación popular, está demostrando a todas luces que tiene la misma capacidad que tenía el presidente Lula u otros presidentes de su país. Así que creo que se ha avanzado rápidamente con la presencia de las mujeres en América Latina, para no mencionar, por supuesto, algunos otros ejemplos de Europa.
iKNOW Politics: El espacio municipal debería concentrar a más mujeres en cargos de representación por ser el espacio más vinculado a ellas, donde tienen mayores posibilidades de sobresalir. Sin embargo, según las estadísticas, el número de mujeres que alcanzan cargos en el ámbito municipal es muy bajo en relación con los espacios parlamentarios y ejecutivos. ¿Por qué cree que ocurre este fenómeno?
Yo creo que es parte del fenómeno del que hablábamos, que es la dificultad que enfrenta la mujer en los cargos donde realmente se decide la política. En el caso del municipio, es el poder más cercano a la ciudadanía y son menos las mujeres que acceden a esos cargos.
En el caso de Córdoba, las concejalas contamos con un cupo, pero es mucho más limitado que el que tenemos en la representación provincial, que es del 30%, lo que quiere decir que cada tres lugares debe estar una mujer. Eso es en el ámbito legislativo, pero en la municipalidad, que es el espacio concreto donde se generan las políticas en la ciudad, las mujeres no estamos. Creo que se mantiene esa idea solapada de que son los varones los que tienen que decidir sobre esas políticas. En el municipio se abordan cuestiones absolutamente concretas para las y los vecinos, desde el arreglo de la calle hasta la luminaria, pero al parecer se interpreta que las mujeres no tenemos la capacidad ni la experiencia para hacernos cargo de eso.
Pero bueno, me parece que no está dicha la última palabra en eso. Creo que tenemos menos intendentas o menos alcaldesas mujeres que en el caso de otros espacios de poder. En el mundo sí se observa que las mujeres han llegado a los primeros espacios —desde Merkel en Alemania, en Finlandia, en la Argentina, en el Brasil, en Chile—, lo cual no coincide con lo que sucede en el nivel municipal. Sin embargo, eso también depende de lo que nosotros podamos promover, porque, evidentemente, las mujeres votan por los alcaldes o las alcaldesas. En nuestro caso, somos más del 50%, lo que quiere decir que las mujeres también deciden que otras mujeres no se puedan hacer cargo de esos espacios.
Me parece que hay que trabajar mucho, porque si existe un lugar ideal para que la mujer lleve adelante políticas concretas, este es el municipio. No hay espacio de poder capaz de impulsar políticas dirigidas exclusivamente hacia las mujeres que los municipios, porque las mujeres somos las principales usuarias del servicio, las principales consumidoras. Las mujeres somos quienes estamos en contacto más directo con los servicios municipales, así que me parece que hay que batallar mucho sobre eso.
Por eso, en mi caso particular, creo que fue muy bueno asumir el cargo de concejal. Yo fui candidata a viceintendenta en una fórmula, en la ciudad de Córdoba, y por carta orgánica, las personas que ocupan los cargos de intendenta y viceintendenta son las primeras concejalas. Por eso logramos estar ahí, pero es importante asumir, porque a partir de ahí hay que ir batallando. Nosotros, siendo un bloque de la oposición —ni siquiera un bloque mayoritario—, en el proceso deliberante de la ciudad de Córdoba hemos logrado constituir, entre las comisiones legislativas, la Comisión de Igualdad de Género para ir trabajando en estas políticas en concreto. De modo que esto constituye todo un gran desafío, porque me parece que es así, que el municipio es donde más tenemos que estar, donde podemos ser más capaces de elaborar políticas, y resulta un contrasentido que sea el espacio donde menos estamos.
iKNOW Politics: ¿Qué significado han tenido en su carrera política las redes, las alianzas? Hago esta pregunta en el marco del trabajo de iKNOW Politics, que es una red de redes. ¿En su trabajo político han hecho uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)?
Sin duda, las TIC han constituido una gran revolución en el mundo. Es fundamental el hecho de que, por ejemplo, podamos ver qué está pasando con las concejalas de Bolivia, que sufrieron tanta violencia, o que podamos comunicarnos con los grandes polos de desarrollo, donde quizá las mujeres que participan en política estén discutiendo sobre otros ejes. Creo que casi resulta imposible mirar para atrás y recordar las épocas en que no teníamos acceso a las comunicaciones, a los sistemas informáticos, a la comunicación en red, ¡es como si nunca hubiéramos estado en esa situación! De modo que creo que es fundamental cada red que se pueda constituir en torno a las acciones de las mujeres en política.
Por eso celebro la constitución de estas redes y celebro que haya una actividad tan permanente y tan dinámica. Celebro también que haya organismos como la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM), que nos permiten interactuar entre organismos de distintas redes. Creo que en este campo vamos a tener grandes avances, sin lugar a dudas por esta nueva presencia de las redes comunicacionales en el mundo.
iKNOW Politics: ¿Qué legado le gustaría dejar a las mujeres que quieren participar en un ámbito tan difícil como la política a nivel del gobierno local?
Me gustaría institucionalizar los ámbitos específicos para trabajar las políticas públicas y las políticas de Estado dirigidas hacia las mujeres, a todo lo que esté circunscrito a la figura de las mujeres. Hoy las mujeres somos sujeto de derechos, y de diferentes derechos. Entonces, creo que ese sería el legado más importante.
Este interés se debe, quizá, a que, en mi caso particular, he trabajado mucho en los últimos cuatro años y he comprobado que seguimos siendo víctimas, por lo menos en nuestro país, de que cada nuevo gobierno que empieza su mandato considera que debe refundar ciertas políticas. Y en el caso de las mujeres, cada paso que damos hay que plantarlo y hay que clavarlo con mucha firmeza.
Entonces, me parece necesario institucionalizar las políticas públicas, hacer que figuren en las constituciones provinciales, en las cartas orgánicas municipales. Debe existir un ámbito especifico para la elaboración política del Estado en todos sus aspectos, en el cual, obviamente, estén incluidas las políticas referentes a las mujeres. Creo que eso sería un gran avance que me parece que está faltando, y creo que es ahí donde debemos apuntar quienes actuamos en política, a institucionalizar estos espacios.
Nosotros hemos trabajado desde la provincia. Inclusive, Córdoba ha sido sede del último encuentro de la UIM en agendas locales de género. Pudimos promover esa reunión tan importante porque había mujeres que, en este caso desde el poder político, teníamos claro ese tema. Entonces, la declaración de Córdoba permitió ver esto: la necesidad de que las mujeres en política trabajemos para institucionalizar este aspecto. Que no quede, simplemente, en una cuestión de que este gobierno pueda desarrollar tal o cual política activa, sino que debe institucionalizarse, porque las mujeres —y en general la sociedad, la humanidad— debemos seguir trabajando por la igualdad de la mujer en todos los aspectos, cosa que, de hecho, no sucede. Sobre el tema de las mujeres, todavía hay pendientes cuestiones referentes a su salud, sus derechos habitacionales, los recursos que hay que ofrecerles para que puedan conciliar lo público con lo privado, la erradicación de la violencia familiar y tantos otros temas de los que hemos estado conversando.
Me parece que es importante que estas medidas se tomen a partir de la decisión de los poderes políticos, a partir de políticas activas, de políticas de Estado. Y es necesario que todo eso quede constituido, que no dependa de la voluntad de ningún gobernante que vaya modificando las medidas. Creo que uno de los grandes defectos que tenemos en América Latina es que cada autoridad que llega al poder quiere refundarlo todo. Entonces, lo trabajado durante una etapa a veces queda atrás, queda oculto y pasan cuatro años o pasan diez años más. Y por ello no podemos planificar, pues cada avance que se obtiene corre el riesgo de perderse.
Para superar esto, hay que trabajar en la formación no solamente de las mujeres, sino de los líderes políticos en general. Ellos deben comprender que estas medidas tienen que quedar establecidas en las constituciones nacionales de los países, en las constituciones provinciales de los Estados y en las cartas orgánicas municipales.