Las mujeres en los procesos de paz en el mundo: Pensamiento y practicas
Las iniciativas de mujeres por la paz no nacen en un vacío. Existe una tradición histórica, un feminismo internacionalista opuesto a la guerra y la violencia. No es que ellas por nacer en un cuerpo de mujer sean mejores que los hombres. Al igual que los hombres, las mujeres juegan múltiples roles en un conflicto armado: son víctimas y también perpetradoras de violencia. Pero en mayor proporción son protagonistas de iniciativas innovadoras para construir la paz. A menudo son las primeras en iniciar el dialogo entre comunidades divididas, cruzando las fronteras psicológicas y materiales y haciendo posible avanzar hacia la reconciliación. Este hecho es cada vez más reconocido y potenciado desde los organismos internacionales, para los que la inclusión de las mujeres en los procesos de negociación de la paz se considera, además de un derecho legítimo, una herramienta decisiva para el logro de una paz justa y duradera. Este es el espíritu que alienta bajo la resolución 1325 aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, en octubre de 2000. Conseguida como resultado de la alianza y capacidad de presión de varios grupos de mujeres y responsables en las agencias de Naciones Unidas, esta resolución es una herramienta política que está siendo utilizada para apoyar la presencia de las mujeres en las negociaciones de paz.
Las iniciativas de mujeres por la paz no nacen en un vacío. Existe una tradición histórica, un feminismo internacionalista opuesto a la guerra y la violencia. No es que ellas por nacer en un cuerpo de mujer sean mejores que los hombres. Al igual que los hombres, las mujeres juegan múltiples roles en un conflicto armado: son víctimas y también perpetradoras de violencia. Pero en mayor proporción son protagonistas de iniciativas innovadoras para construir la paz. A menudo son las primeras en iniciar el dialogo entre comunidades divididas, cruzando las fronteras psicológicas y materiales y haciendo posible avanzar hacia la reconciliación. Este hecho es cada vez más reconocido y potenciado desde los organismos internacionales, para los que la inclusión de las mujeres en los procesos de negociación de la paz se considera, además de un derecho legítimo, una herramienta decisiva para el logro de una paz justa y duradera. Este es el espíritu que alienta bajo la resolución 1325 aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, en octubre de 2000. Conseguida como resultado de la alianza y capacidad de presión de varios grupos de mujeres y responsables en las agencias de Naciones Unidas, esta resolución es una herramienta política que está siendo utilizada para apoyar la presencia de las mujeres en las negociaciones de paz.