“Si la mar fuera de tinta, y la tierra de papel, no escribiría en cien años, la maldad de la mujer”, dice una copla latinoamericana. “Cuatro cosas tiene el mundo que son las más testarudas: las ovejas y las cabras, las mujeres y las mulas”, canta un romancero popular argentino. Estas son sólo un par, entre miles de la llamada “sabiduría popular”, que muchas culturas elaboraron como forma de menoscabar el poder femenino en la sociedad.
En política, la estrategia de descalificar al otro para desprestigiar su lucha y su condición de liderazgo no es nueva. Mucho menos si a quien “hay que atacar” es una mujer.
Invitamos a nuestros usuarios a que lean la noticia completa publicada el 6 de septiembre del 2013Argentina
“Si la mar fuera de tinta, y la tierra de papel, no escribiría en cien años, la maldad de la mujer”, dice una copla latinoamericana. “Cuatro cosas tiene el mundo que son las más testarudas: las ovejas y las cabras, las mujeres y las mulas”, canta un romancero popular argentino. Estas son sólo un par, entre miles de la llamada “sabiduría popular”, que muchas culturas elaboraron como forma de menoscabar el poder femenino en la sociedad.
En política, la estrategia de descalificar al otro para desprestigiar su lucha y su condición de liderazgo no es nueva. Mucho menos si a quien “hay que atacar” es una mujer.
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