La semana pasada conmemoramos el centenario del primer 8 de marzo, proclamado por la ONU Día Internacional de la Mujer, trabajadora, porque todas lo son, otra cosa es que tengan empleo.
A lo largo de estos años la efeméride no ha hecho más que crecer en importancia, como demostración de que la igualdad de género, pese a lo mucho conseguido, todavía no se ha alcanzado en ningún lugar del mundo. Lo logrado no ha sido fácil, lo hemos tenido que pelear duramente y el final no parece cercano, no hay más que ver lo que diariamente ocurre: terrorismo machista, brecha salarial, menor tasa de actividad, no conciliación de la vida, etcétera.
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La semana pasada conmemoramos el centenario del primer 8 de marzo, proclamado por la ONU Día Internacional de la Mujer, trabajadora, porque todas lo son, otra cosa es que tengan empleo.
A lo largo de estos años la efeméride no ha hecho más que crecer en importancia, como demostración de que la igualdad de género, pese a lo mucho conseguido, todavía no se ha alcanzado en ningún lugar del mundo. Lo logrado no ha sido fácil, lo hemos tenido que pelear duramente y el final no parece cercano, no hay más que ver lo que diariamente ocurre: terrorismo machista, brecha salarial, menor tasa de actividad, no conciliación de la vida, etcétera.
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