Política con aroma de mujer
Source: La estrella
En días pasados leí algunas noticias sobre el nivel de participación de las mujeres panameñas en la política, donde el Foro de Mujeres de Partidos Políticos se queja porque la intervención no superaba el 20 %.
La participación de la mujer en la política es tema de moda. En varios países de la región, el debate está sobre la mesa. Pero, en ocasiones, el enfoque —de algunas mujeres, lo distorsionan o no contribuye a modificar esta injusticia— que, por siglos ha estado presente en las sociedades.
¿Por qué lo decimos? Sencillamente, porque el tema no es un asunto de cuotas; esto es, una lucha por cambiar una cultura que, por siglos ha relegado a la mujer a un segundo plano.
A junio de 2016, en el mundo, solo el 22.8 % de los parlamentarios nacionales eran mujeres, frente al pírrico 11.3 % en 1995. Lo que representa un avance, pero, sin duda, falta mucho por hacer, y las mujeres más que plantearse cuotas, deben —en mi humilde opinión— plantearse una lucha de valor.
Sí, el valor que tienen, el mismo que, en ocasiones no son capaces de reconocer. Por ejemplo, pensemos por un instante que la mujer realiza el esfuerzo del trabajo reproductivo permitiendo la supervivencia de individuos y sociedades. Es decir, sin ellas, sencillamente no existiríamos. Ese es solo uno de los enormes valores que tienen las mujeres.
Haga clic aquí para leer el artículo completo publicado por La estrella el 10 de agosto de 2018.
En días pasados leí algunas noticias sobre el nivel de participación de las mujeres panameñas en la política, donde el Foro de Mujeres de Partidos Políticos se queja porque la intervención no superaba el 20 %.
La participación de la mujer en la política es tema de moda. En varios países de la región, el debate está sobre la mesa. Pero, en ocasiones, el enfoque —de algunas mujeres, lo distorsionan o no contribuye a modificar esta injusticia— que, por siglos ha estado presente en las sociedades.
¿Por qué lo decimos? Sencillamente, porque el tema no es un asunto de cuotas; esto es, una lucha por cambiar una cultura que, por siglos ha relegado a la mujer a un segundo plano.
A junio de 2016, en el mundo, solo el 22.8 % de los parlamentarios nacionales eran mujeres, frente al pírrico 11.3 % en 1995. Lo que representa un avance, pero, sin duda, falta mucho por hacer, y las mujeres más que plantearse cuotas, deben —en mi humilde opinión— plantearse una lucha de valor.
Sí, el valor que tienen, el mismo que, en ocasiones no son capaces de reconocer. Por ejemplo, pensemos por un instante que la mujer realiza el esfuerzo del trabajo reproductivo permitiendo la supervivencia de individuos y sociedades. Es decir, sin ellas, sencillamente no existiríamos. Ese es solo uno de los enormes valores que tienen las mujeres.
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