A las mujeres políticas, Ecuador
Source: El Telegrafo
Varios son los diálogos de estos días sobre los veintisiete precandidatos, todos con ambición y con partido propio o alquilado. Veintisiete en medio de esta crisis moral, política, económica, social y de salud que azota al país. Pero ahí están, los prohombres que “valientemente” quieren administrarlo, que ofrecen “sacrificarse” por la patria. ¡Ya que chu…!, si finalmente esto es asunto de machos y usar frases con testosterona. Lo cierto es que la política no solo es machista y patriarcal, sino que es un deporte caro y de alto riesgo; más aun para mujeres que están sujetas a las decisiones del dueño del partido, que deben cumplir con el manual de imagen y cánones de belleza de la candidata perfecta; que hablen pero no demasiado, que impriman fuerza pero no tanta, que cuestionen todo y a todos menos a los amigos. Porque esa es la imagen que el sistema promueve. Sin embargo, sería interesante tener una candidata mujer, no solo por su género, sino que tenga un proyecto de país, que sea honesta, una estadista lejos de la estética tradicional del poder, autónoma, frontal y con agenda propia.
Haga clic aquí para leer el artículo completo por Chicago Tribune el 4 de marzo de 2020.
Varios son los diálogos de estos días sobre los veintisiete precandidatos, todos con ambición y con partido propio o alquilado. Veintisiete en medio de esta crisis moral, política, económica, social y de salud que azota al país. Pero ahí están, los prohombres que “valientemente” quieren administrarlo, que ofrecen “sacrificarse” por la patria. ¡Ya que chu…!, si finalmente esto es asunto de machos y usar frases con testosterona. Lo cierto es que la política no solo es machista y patriarcal, sino que es un deporte caro y de alto riesgo; más aun para mujeres que están sujetas a las decisiones del dueño del partido, que deben cumplir con el manual de imagen y cánones de belleza de la candidata perfecta; que hablen pero no demasiado, que impriman fuerza pero no tanta, que cuestionen todo y a todos menos a los amigos. Porque esa es la imagen que el sistema promueve. Sin embargo, sería interesante tener una candidata mujer, no solo por su género, sino que tenga un proyecto de país, que sea honesta, una estadista lejos de la estética tradicional del poder, autónoma, frontal y con agenda propia.
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