Mujeres en la política: consensos para garantizar la paridad
Source: Info Bae
Por Natalia Gherardi Y María Inés Tula,
La lucha de las mujeres por sus derechos nunca está libre de controversias. Y cuando se trata de conquistar nuevos espacios de poder siempre emergen nuevos conflictos, especialmente, cuando se arrebatan los privilegios de quienes lo han detentado y no quieren cederlos (pero tampoco compartirlos). Así lo expresaba la diputada Silvia Lospennato en el discurso de cierre durante el debate por la legalización del aborto en junio de 2018, recientemente destacado como uno de los siete discursos feministas de la década.
En otras palabras: la carrera por el poder es un camino sinuoso y lleno de obstáculos para las mujeres. En pocos temas se hace tan evidente esta lucha como cuando se trata de la representación política. ¿Por qué? Porque al acceso tardío al derecho activo (poder votar en igualdad de condiciones que los varones) se suman barreras socioculturales que impactan de manera diferente en los grupos históricamente desaventajados, excluidos y marginados. Por ejemplo, considerar que las mujeres no están capacitadas para ocupar altos cargos de decisión o que asumir estas responsabilidades implica el abandono de otras que debieran considerar prioritarias, como su familia. En ambos casos se irrumpe contra el mandato patriarcal que reserva el ámbito público y productivo para los varones; el privado (más bien doméstico) y reproductivo para las mujeres.
Con el fin de remover estos obstáculos que impiden el desarrollo y goce pleno de los derechos políticos de las mujeres es que se promueven las acciones afirmativas. El objetivo de estas estrategias es contribuir a fortalecer la legitimidad democrática del Estado: contar con más mujeres es un modo de aportar a un debate político más robusto, fundado en distintos puntos de vista, de trayectorias personales y profesionales. La diversidad existente en una sociedad debiera verse reflejada en su clase política. Así, tanto las leyes de cupo como las leyes de paridad de género contribuyen, en gran medida, a mejorar la diversidad de voces en los órganos de representación.
Haga clic aquí para leer el artículo completo publicado por Infobae el 13 de enero de 2020.
Por Natalia Gherardi Y María Inés Tula,
La lucha de las mujeres por sus derechos nunca está libre de controversias. Y cuando se trata de conquistar nuevos espacios de poder siempre emergen nuevos conflictos, especialmente, cuando se arrebatan los privilegios de quienes lo han detentado y no quieren cederlos (pero tampoco compartirlos). Así lo expresaba la diputada Silvia Lospennato en el discurso de cierre durante el debate por la legalización del aborto en junio de 2018, recientemente destacado como uno de los siete discursos feministas de la década.
En otras palabras: la carrera por el poder es un camino sinuoso y lleno de obstáculos para las mujeres. En pocos temas se hace tan evidente esta lucha como cuando se trata de la representación política. ¿Por qué? Porque al acceso tardío al derecho activo (poder votar en igualdad de condiciones que los varones) se suman barreras socioculturales que impactan de manera diferente en los grupos históricamente desaventajados, excluidos y marginados. Por ejemplo, considerar que las mujeres no están capacitadas para ocupar altos cargos de decisión o que asumir estas responsabilidades implica el abandono de otras que debieran considerar prioritarias, como su familia. En ambos casos se irrumpe contra el mandato patriarcal que reserva el ámbito público y productivo para los varones; el privado (más bien doméstico) y reproductivo para las mujeres.
Con el fin de remover estos obstáculos que impiden el desarrollo y goce pleno de los derechos políticos de las mujeres es que se promueven las acciones afirmativas. El objetivo de estas estrategias es contribuir a fortalecer la legitimidad democrática del Estado: contar con más mujeres es un modo de aportar a un debate político más robusto, fundado en distintos puntos de vista, de trayectorias personales y profesionales. La diversidad existente en una sociedad debiera verse reflejada en su clase política. Así, tanto las leyes de cupo como las leyes de paridad de género contribuyen, en gran medida, a mejorar la diversidad de voces en los órganos de representación.
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