Declaración de la Administradora del PNUD Helen Clark en ocasión del Día Internacional de la Mujer
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El tema del Día Internacional de la Mujer de este año, Igualdad para las mujeres, progreso para todos, señala una verdad sencilla. Ningún país alcanzará su potencial pleno a menos que sus ciudadanas gocen de igualdad total. A medida que se acerca el plazo final para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de 2015 y se intensifican las conversaciones sobre la próxima agenda para el desarrollo mundial, existe un fuerte impulso para alcanzar el desarrollo con equidad, entre otras cosas mediante la erradicación de la desigualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas.
La próxima semana comenzará en Nueva York el 58º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas. Sus deliberaciones se centrarán en los “desafíos y logros en la aplicación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para la mujer y la niña”. Si bien indudablemente se ha registrado un progreso para muchas mujeres y niñas, este ha sido desparejo y demasiado lento. Oficialmente el mundo ha alcanzado la paridad de género en la enseñanza primaria, aunque persisten deficiencias regionales, y la matriculación de las niñas se reduce en el nivel de la enseñanza secundaria. La proporción de mujeres en los parlamentos nacionales ha crecido, pero las mujeres siguen constituyendo solo el 21% de los parlamentarios del mundo. El quinto ODM, centrado en reducir la mortalidad materna y lograr el acceso universal a la salud reproductiva, es el que está más rezagado.
La igualdad de género, fundamentada en los derechos humanos internacionales, no solo mejora las vidas de todas las mujeres, las niñas y sus familias, sino también tiene sentido desde una perspectiva económica, fortalece la democracia y facilita el progreso sostenible a largo plazo.
Las mujeres que han recibido educación, aunque limitada, suelen tener menos hijos y estos son más sanos, mejores oportunidades económicas y mayores probabilidades de que sus hijos asistan a la escuela. Una de las conclusiones del Informe sobre Desarrollo Humano de 2013 del PNUD fue que la educación de la madre era más importante para la supervivencia del hijo que los ingresos y la riqueza del hogar.
El acceso a servicios de salud sexual y reproductiva permite a las mujeres planificar sus familias y ampliar sus oportunidades, y les ayuda a prevenir la mortalidad materna e infantil.
Asegurar que las agricultoras tengan acceso en igualdad de condiciones a los recursos agrícolas impulsa tanto los ingresos como la condición jurídica y social de las mujeres, y tiene efectos positivos en los sectores agrícolas de los países.
Observemos este Día Internacional de la Mujer redoblando nuestros esfuerzos por hacer realidad la igualdad de la mujer. Esto implica asegurar que las mujeres tengan acceso a la educación y los recursos, al trabajo decente y a la igualdad de remuneración. Implica eliminar las barreras estructurales, es decir las leyes e instituciones discriminatorias, y los estereotipos y las prácticas basadas en el género, que impiden a las mujeres realizar sus derechos económicos, sociales y políticos. Implica que haya más mujeres en cargos públicos y que las mujeres puedan hacer oír su voz en relación con las decisiones que afectan a sus vidas, en el hogar y la comunidad, en el gobierno y otros sectores, y en las conversaciones de mantenimiento de la paz. Implica asegura que las mujeres tengan una vida libre de violencia, acceso a la atención de la salud y la posibilidad de tomar sus propias decisiones en materia de salud sexual y reproductiva.
La necesidad de abordar estas desigualdades se mencionó reiteradamente en las consultas realizadas por las Naciones Unidas sobre la agenda de desarrollo después de 2015. En la encuesta MyWorld, la educación, la atención de la salud y las oportunidades laborales, que son elementos centrales para el empoderamiento de la mujer, fueron las prioridades expresadas por más de 1,4 millones de personas de todo el mundo. En un debate en línea organizado por el PNUD, un participante destacó la importancia de la igualdad de género afirmando que “una sociedad que fracasa en su enfoque hacia las mujeres y las niñas, es una sociedad que en última instancia fracasará”.
Comprometámonos a invertir nuestro tiempo y nuestros recursos en todos los aspectos de la igualdad y el empoderamiento de la mujer. Solo entonces podremos realizar los derechos de todas las mujeres y los hombres y crear un mundo más inclusivo, sostenible y resiliente.
El tema del Día Internacional de la Mujer de este año, Igualdad para las mujeres, progreso para todos, señala una verdad sencilla. Ningún país alcanzará su potencial pleno a menos que sus ciudadanas gocen de igualdad total. A medida que se acerca el plazo final para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de 2015 y se intensifican las conversaciones sobre la próxima agenda para el desarrollo mundial, existe un fuerte impulso para alcanzar el desarrollo con equidad, entre otras cosas mediante la erradicación de la desigualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas.
La próxima semana comenzará en Nueva York el 58º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas. Sus deliberaciones se centrarán en los “desafíos y logros en la aplicación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para la mujer y la niña”. Si bien indudablemente se ha registrado un progreso para muchas mujeres y niñas, este ha sido desparejo y demasiado lento. Oficialmente el mundo ha alcanzado la paridad de género en la enseñanza primaria, aunque persisten deficiencias regionales, y la matriculación de las niñas se reduce en el nivel de la enseñanza secundaria. La proporción de mujeres en los parlamentos nacionales ha crecido, pero las mujeres siguen constituyendo solo el 21% de los parlamentarios del mundo. El quinto ODM, centrado en reducir la mortalidad materna y lograr el acceso universal a la salud reproductiva, es el que está más rezagado.
La igualdad de género, fundamentada en los derechos humanos internacionales, no solo mejora las vidas de todas las mujeres, las niñas y sus familias, sino también tiene sentido desde una perspectiva económica, fortalece la democracia y facilita el progreso sostenible a largo plazo.
Las mujeres que han recibido educación, aunque limitada, suelen tener menos hijos y estos son más sanos, mejores oportunidades económicas y mayores probabilidades de que sus hijos asistan a la escuela. Una de las conclusiones del Informe sobre Desarrollo Humano de 2013 del PNUD fue que la educación de la madre era más importante para la supervivencia del hijo que los ingresos y la riqueza del hogar.
El acceso a servicios de salud sexual y reproductiva permite a las mujeres planificar sus familias y ampliar sus oportunidades, y les ayuda a prevenir la mortalidad materna e infantil.
Asegurar que las agricultoras tengan acceso en igualdad de condiciones a los recursos agrícolas impulsa tanto los ingresos como la condición jurídica y social de las mujeres, y tiene efectos positivos en los sectores agrícolas de los países.
Observemos este Día Internacional de la Mujer redoblando nuestros esfuerzos por hacer realidad la igualdad de la mujer. Esto implica asegurar que las mujeres tengan acceso a la educación y los recursos, al trabajo decente y a la igualdad de remuneración. Implica eliminar las barreras estructurales, es decir las leyes e instituciones discriminatorias, y los estereotipos y las prácticas basadas en el género, que impiden a las mujeres realizar sus derechos económicos, sociales y políticos. Implica que haya más mujeres en cargos públicos y que las mujeres puedan hacer oír su voz en relación con las decisiones que afectan a sus vidas, en el hogar y la comunidad, en el gobierno y otros sectores, y en las conversaciones de mantenimiento de la paz. Implica asegura que las mujeres tengan una vida libre de violencia, acceso a la atención de la salud y la posibilidad de tomar sus propias decisiones en materia de salud sexual y reproductiva.
La necesidad de abordar estas desigualdades se mencionó reiteradamente en las consultas realizadas por las Naciones Unidas sobre la agenda de desarrollo después de 2015. En la encuesta MyWorld, la educación, la atención de la salud y las oportunidades laborales, que son elementos centrales para el empoderamiento de la mujer, fueron las prioridades expresadas por más de 1,4 millones de personas de todo el mundo. En un debate en línea organizado por el PNUD, un participante destacó la importancia de la igualdad de género afirmando que “una sociedad que fracasa en su enfoque hacia las mujeres y las niñas, es una sociedad que en última instancia fracasará”.
Comprometámonos a invertir nuestro tiempo y nuestros recursos en todos los aspectos de la igualdad y el empoderamiento de la mujer. Solo entonces podremos realizar los derechos de todas las mujeres y los hombres y crear un mundo más inclusivo, sostenible y resiliente.