Edelfride Barbosa Almeida es economista y fundadora de Morabi, una de las primeras ONG en Cabo Verde en promover la igualdad de género. Participó en el foro paralelo de ONG de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en Huairou, China, y es la actual Presidenta de la Asociación Caboverdiana para la Protección de la Familia, Verdefam.
La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer [en cuyo marco se aprobó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing] fue una gran oportunidad para intercambiar experiencias con gente de todo el mundo. Fue un momento de emoción y de un simbolismo político y cultural sin precedentes. Me pareció sorprendente que se escucharan y debatieran abiertamente distintos puntos de vista y reflexiones, todos en aras de un propósito único e inquebrantable: la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres y los hombres.
Los objetivos, las prioridades y los llamados a la acción que se acordaron y realizaron en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer siguen siendo importantes como referencia para medir los avances realizados hacia el logro de las metas. La Declaración de Beijing consolidó visiones, enfoques y conceptos, y estableció objetivos que siguen siendo válidos, pero la asignación de recursos financieros y técnicos ha sido insuficiente.
Un resultado de gran trascendencia de la Conferencia de Beijing ha sido la creciente visibilidad de la violencia contra la mujer como una violación de sus derechos humanos. Los gobiernos se comprometieron a aprobar y aplicar las leyes orientadas a eliminar la violencia de género, a incorporar la asistencia jurídica a los servicios de atención básica, así como a abrir vías para que las personas pudieran acceder a asesoramiento psicológico. En Cabo Verde, esto se hizo realidad gracias a la aprobación de una ley especial para eliminar la violencia de género en 2011, y al firme compromiso de la sociedad civil. En algunas sociedades, los derechos humanos de las mujeres también se tienen en cuenta en todos los sectores.
En mi país, es innegable que se ha producido un cambio sustancial en la manera en que se tratan las cuestiones relacionadas con la igualdad de género. Ya no se perciben como marginales con respecto a las cuestiones políticas, sino como cuestiones inminentemente políticas, si no en la práctica, al menos en la teoría y en los procesos de conceptualización.
Edelfride Barbosa Almeida es economista y fundadora de Morabi, una de las primeras ONG en Cabo Verde en promover la igualdad de género. Participó en el foro paralelo de ONG de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en Huairou, China, y es la actual Presidenta de la Asociación Caboverdiana para la Protección de la Familia, Verdefam.
La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer [en cuyo marco se aprobó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing] fue una gran oportunidad para intercambiar experiencias con gente de todo el mundo. Fue un momento de emoción y de un simbolismo político y cultural sin precedentes. Me pareció sorprendente que se escucharan y debatieran abiertamente distintos puntos de vista y reflexiones, todos en aras de un propósito único e inquebrantable: la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres y los hombres.
Los objetivos, las prioridades y los llamados a la acción que se acordaron y realizaron en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer siguen siendo importantes como referencia para medir los avances realizados hacia el logro de las metas. La Declaración de Beijing consolidó visiones, enfoques y conceptos, y estableció objetivos que siguen siendo válidos, pero la asignación de recursos financieros y técnicos ha sido insuficiente.
Un resultado de gran trascendencia de la Conferencia de Beijing ha sido la creciente visibilidad de la violencia contra la mujer como una violación de sus derechos humanos. Los gobiernos se comprometieron a aprobar y aplicar las leyes orientadas a eliminar la violencia de género, a incorporar la asistencia jurídica a los servicios de atención básica, así como a abrir vías para que las personas pudieran acceder a asesoramiento psicológico. En Cabo Verde, esto se hizo realidad gracias a la aprobación de una ley especial para eliminar la violencia de género en 2011, y al firme compromiso de la sociedad civil. En algunas sociedades, los derechos humanos de las mujeres también se tienen en cuenta en todos los sectores.
En mi país, es innegable que se ha producido un cambio sustancial en la manera en que se tratan las cuestiones relacionadas con la igualdad de género. Ya no se perciben como marginales con respecto a las cuestiones políticas, sino como cuestiones inminentemente políticas, si no en la práctica, al menos en la teoría y en los procesos de conceptualización.