Ser candidata al Congreso de Brasil es en teoría muy fácil. Una ley de 1997 obliga a todas las agrupaciones políticas a que el 30% de sus candidatos sean mujeres, y un proyecto de ley del Senado aumenta ese cupo a un 50%. Pero ya es difícil cumplir con esos porcentajes. Y aún más complicado, resultar electa.
En una sociedad con un 51% de población femenina y que acaba de reelegir a una mujer para la presidencia, sólo una de cada 10 curules parlamentarias --tanto en el Congreso como los estados-- son ocupadas por mujeres.
Si se toma en cuenta sólo el Congreso, el país tiene una de las proporciones mujeres-hombres más bajas del mundo y la cuarta más baja de América Latina y el Caribe, según la Unión Interparlamentaria.
Para leer el articulo publicado el 15 de Diciembre de 2014, por favor haga clic aqui.
Ser candidata al Congreso de Brasil es en teoría muy fácil. Una ley de 1997 obliga a todas las agrupaciones políticas a que el 30% de sus candidatos sean mujeres, y un proyecto de ley del Senado aumenta ese cupo a un 50%. Pero ya es difícil cumplir con esos porcentajes. Y aún más complicado, resultar electa.
En una sociedad con un 51% de población femenina y que acaba de reelegir a una mujer para la presidencia, sólo una de cada 10 curules parlamentarias --tanto en el Congreso como los estados-- son ocupadas por mujeres.
Si se toma en cuenta sólo el Congreso, el país tiene una de las proporciones mujeres-hombres más bajas del mundo y la cuarta más baja de América Latina y el Caribe, según la Unión Interparlamentaria.
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